IV Elegía
Hoy han nacido 364.355 almas.
Han fenecido 151.729 al final del día.
Una niña apareció entre los rayos de sol.
Jirones astrales dispersos por el viento.
La puerta del asombro se abrió.
Como un grito en la tierra se abrió.
Las aguas salinas estaban sucias.
Eran espuma y niebla de barranca.
Palabras del invovoz despierto
Has nacido en un día triste
Como eructo ligero entre jadeos.
Has sido polvo dorado por un instante.
Tu rostro es ahora el vuelo de las aves.
Tus ojos el color translucido del alba.
Tu boca ha venido sin aliento.
Tu cuerpo lo he visto desvanecerse.
De él emanaba júbilo luminoso.
Soy el invovoz y lloro mi destino
Siento en el pecho la urna del dolor
Pierdo la razón y tomo los despojos nacidos
Una voz leve resuena en mis oídos
–Miro absorta
Hueco de la montaña
Ya sin aliento
Con mi regreso
Dejo las esperanzas
En el mañana
Me encuentro entre los vencidos…
Para mi se detiene el tiempo…
¿Y mi madre donde está...?
----------------------¡Hasta siempre padre!–
Como los astros vuelves cada día. 13-2-10
V Elegía
El demiurgo se arranca la mente.
Como hierva seca caen manojos.
Con perlas en los ojos se ciega.
Ve el rostro de una niña y canta.
Ha perdido la razón y danza.
Se impele y vuelve a ser escultor
Con sus lágrimas amasa barro en el suelo.
Construye el rostro perdido y busca el corazón.
VI Elegía
Como el rocío mitigas el dolor.
Siembras de verde los campos en primavera.
Has venido cruzada con miel en la boca.
Eres redentora del dolor de vivir.
Tu destino es caminar en mi mente.
¡Ay niña mía, dónde te has ido…!
¡Yo quería renacer… otra vez he perdido!
Fui víctima del súcubo cruel.
Me ha robado la razón y la simiente.
Y ha puesto en mi el quiste fétido.
Sólo me queda un camino a seguir…
¡Construir en la demencia, ay, ay, vivir en la locura!
No hay comentarios:
Publicar un comentario