domingo, 15 de noviembre de 2009

Salmo XIX

Tu serás depósito de memorias. 15-11-09

Preámbulo al testamento

El invovoz se dispone a transcribir las palabras que configuran el testamento de Fénix; él es el pasante del sol fenecido…

Las palabras las toma de los indicios sutiles del viento, de los matices que presenta la aurora, de la humedad que descansa encima de las hojas, del sonido que arrancan las uñaras al rasgar el espacio y del perfume que exhalan las jacarandas. Él conoce el lenguaje de la naturaleza, el tono de sus objeciones y la potencia expresiva de sus actos. Del clamor del mundo saldrán los salmos de los próximos días, los que hacen referencia a nuestro patrimonio más sentido…



Garabateo el aire, escucho tu voz y seré tu escribano...15-11-09


Salmo XIX


Nubes de temor han cimbrado sobre mi.

Látigo aullante en forma de pájaros negros,

Cuervos… quizá eran cuervos.


Ya pierdo la memoria y la palabra.

Hay que protegerla en la vaina.

Es sal en la boca, todo está olvidado.


Desvanecido he de escribir el testamento.

He de ordenar las ideas como legajos.

Se fragmentan y tartamudean, ¡cu, cu, cuervos!


Me han sobrevolado, casi me tocan las manos.

Han cortado el viento con un cuchillo.

Las pupilas de sus ojos se han encontrado conmigo.


Serpenteaban brillos de cobre rozando Alcor.

Eran plegarias de oráculo umbrío.

Contra la noche que ahuyento escribo.


Al verme han hecho una alharaca rápida, han huido.

El retumbo y el batear de alas ha sido el salmo del día.

Se desplazan negros, vuelan como aviones de combate.


¡Un momento de temor me ha encogido pecho!

Me ha nublado los ojos de vaho y miedo.

Me encojo como un gusano y escribo.


A veces oscurece el cielo, se colma de presagios

Los relatos nacen del aire como las nubes.

Los significados brotan, emergen del dolor…


La sombra del sufrimiento ha cimbrado sobre mi.

El viento ha traído malos agüeros.

Han llovido vaticinios y los moldeo en palabras.


¡Otro día y han vuelto los pájaros negros!

Quiero ver en ello los cantos de mi padre.

Las notas del testamento nacen de Tanina.


Con la mano temblorosa tomo barro como papel.

Anoto su voz de alfarero,

sin cesar gira en el torno y asiente.


Intento transcribirte en la dicción del roble.

Tu memoria resuena débil en mis oídos.

La muerte ha dejado lejos el timbre de tu voz.


Lenta se desvanece tu imagen en mi mente.

Nada y todo se ha perdido,

¡adiós..., adiós amado!