martes, 23 de marzo de 2010

La triste historia de Zafiya

Te saludo bajo el olivo. 23-3-10

Capitulo XII

La triste historia de Zafiya

Nació en el entorno de una familia con ambiciones de poder, religiosa y fanática. A su padre ya le conocen, la madre era mucho más descarnada, murió vestida de hombre y portando una carga explosiva que exterminó a doce personas y dejó heridas a ochenta más. Ocurrió el 13 de agosto de 2009 en Kirkuk y la noticia se extendió por todo el mundo. Fue cuando se descubrió que las mujeres suicidas habían entrado en la guerra de Irak, una de las tácticas de Al-Qaida para detener el proceso Kurdo. En despachos oscuros le hicieron todos los honores como mártir a un cuerpo atomizado, inexistente, este quedó disperso en un radio de más de quinientos metros. Su marido se encontraba combatiendo en el frente de Afganistán, se enteró días más tarde y no tuvo otra expresión en el rostro que una sensación de orgullo y libertad interior. Cuando ocurrió esto, Zafiya ya estaba prometida con Abdelhamid Abu Zeid, uno de los responsables de la rama dura de Al-Qaeda, antes grupo Salafista para la Predicación y el Combate. Esta fracción se había extendido desde el Magreb hacia el centro de África. Abu Zeid Es un personaje violento, se le acusa de haber ejecutado de manera directa a un turista inglés, Edwin Dyer, en junio de 2009 y también de secuestrar en Mauritania a los tres cooperantes de Barcelona.

Zafiya no compartía ese estado de violencia y menos una visión de la vida basada en la tortura y el miedo. Como ya se ha dicho a los seis años le hicieron la infibulación, también llamada la circuncisión faraónica. Su padre tenían claro que ella podía ser en aquella tierra de promisión una reina, para ello tenía que llegar pura al matrimonio igual que llegó mujer el día de su nacimiento. En su día llamó a una curandera musulmana la cual le cortó el clítoris, los labios menores y mayores y le cosió la vulva dejando un pequeño orificio para la orina y la sangre menstrual.

Cuando conoció a Mózes sintió un deseo indómito de enfrentarse a su padre y a su prometido, pensó que tenía que ofender a aquellos bárbaros allí donde más les podía doler; ensuciar su honor y su nombre para siempre. Ella misma se abrió los labios genitales con un cuchillo de matanza. Las heridas curaron bien y no tuvo mayor complicación, pasó una semana con las molestias de un corte no muy profundo.

Como Mozés era una persona reservada y llena de temores fue ella la que iba a verlo y le contaba las historias de familia, entre ellas las de su compromiso con Abu Zeid y el odio insoportable que sentía por aquel hombre. Sobre su padre abrigaba un temor profundo, era una sensación que le comprimía la mente noche y día, a su vez, le asqueaba ver como manoseaba a Mózes y se excitaba con él. No obstante el rechazo a su familia y a todo el mundo que representaban, en su fuero interno albergaba formulas de venganza que eran copiadas de lo que había vivido. Ella podía degollar a su padre con un machete y sentirse libre de un mal que la llevaba por el sufrimiento permanente.

Para trenzar su venganza, Zafiya siguió un plan diseñado escrupulosamente. Cuando estaba con Mózes encontraba la paz y el calor de las cosas sencillas. Normalmente ponían tabaco en la sisha o pipa de agua y fumaban plácidamente. En ocasiones le ponía también hoja de marihuana hasta que quedaban rendidos de sueño, hundidos en el sopor.

Repitieron estas acciones varias veces hasta que Mozes se habituó a fumar y estar despierto, abierto a los impulsos amorosos y complacido entre caricias. No hizo falta mucho esfuerzo, Zafiya era hermosa, tenia atributos sobrados para estimular los deseos de cualquier hombre. Los acontecimientos fueron rodados, se encontraron solos como estaba previsto.

Era el mes de octubre y los frutos se secaban en las azoteas, el sol languidecía en el horizonte, se adormecían los campos lentamente y las jacarandas dejaban en el aire un perfume estimulante y genital…