sábado, 15 de agosto de 2009

La realidad y el concepto

–Escucho tu voz muy débil.– 15-8-09

Vuelvo a la materia; Fénix pasa pos sus estados cambiantes, aleatorios, caprichosos, describe los salmos de manera inaudible y hay que prestar atención a signos que normalmente no son perceptibles. Algunos son extraordinarios, el mundo mineral no agota nunca sus mixturas y mutaciones. Lo curioso es que los elementos de partida, los átomos, no son muchos, pero son plásticos y se recombinan en un juego de atracción bastarda.

Nos podemos imaginar las moléculas y átomos que formaban a Fénix como ahora pasan de un estado a otro, de un cuerpo a otro; es una energía indestructible que encuentra su destino entre el azar y la necesidad.

Cuando murió mi hijo Andreu nos dijeron en la funeraria que si queríamos hacer de su pelo un diamante; ¡es asombroso la variedad de negocios que han inventado los humanos con el mundo de los muertos!

La escultura de hielo reposa indiferente a la observaciones que yo pueda hacer. Otros ojos miran el hielo con intención, está formado con “agua santa”, bendecida por mano de Santo, de Padre de Roma santo, ¡del santo amanecer! Mejor todavía, por la mano de Dios invisible que es tiempo santo. También de polvo del manto santo que voló de las manos del Mulá Omar en su cruzada santa. Desde un camión sobrevoló la bandera de dios antes de salir huyendo en una Mobilette.

El agua de esas “manos santas” produce una cadena de reacciones mentales que es capaz de crear auténticos milagros. Nada se inhibe al poder de la mente, él es el que crea la realidad,

El proceso de transformación es el mismo que describí anteayer. Presentará un rostro para cada uno de los diferentes estados que pueda aparecer, por lo cual, cambiará de forma pero el valor espiritual prevalecerá y presentará también unas deliciosas metáforas sobre los estados del espíritu y los destilados de la materia.

Parece que hablo con ironía y que la realidad que he expuesto hoy es una parodia infecta. Nada más certero en la conducta de los hombre que esa realidad presentada en el agua santa.

Los humanos vemos lo que queremos ver y hacemos entregar la vida a otros conducidos por la voz de "El congreso de ratones" de Félix María Samaniego