jueves, 12 de noviembre de 2009

Fase. VIII. VI

Eres vainilla en mi mano, descansas bajo la bóveda liviana. 12-11-09

Fase. VIII. VI

El dador.


Soy Fénix extinguido en llamaradas.

Una estrella que en cantos se consume.

Como vapor de sodio en el aire soy.

Humo de incienso por la boca extendido.

Mi pensamiento no mueve el polvo.

Lo agita mis violentas manos de fuego.

Ellas se sacrifican y dan aliento.


Ilumino la flor del almendro ilumino.

Soy resplandor en una gota de ámbar.

Una lente esférica.

Un ojo de mosca.

Soplo los valles y seco las espigas.

Arranco sonidos ceceantes del asfalto.

Un río alocado se precipita en el abismo.


Soy polvo mineral en los hornos.

Montañas negras y fuego esperanzado.

Caliento los calderos de cobre.

Calcino en sales el soplo divino.

Fundo los metales con mis manos.

Hago silbar los trenes más veloces.

Soy aliento que destila las calderas.


Potasio en los fuegos de artificio.

Selenio en los tratamientos de SIDA

Titanio entre colores del alba.

Carmín en los labios seductores.

Sodio en las recetas mágicas del Bulli

Sulfuro que devora las calcarenitas.

Piedra perforada en los pozos artesianos.


Estoy presente en las cuerdas vibrantes del arpa.

Soy flujo en las manos firmes de los canteros.

Viento activo en la chirimía.

Membrana del tambor dormido.

Vivo en la garganta templada de las sopranos.

En los brazos potentes de los camioneros.

Mi voz resuena en todas las madrigueras.


Mi aliento cálido aviva los campos de soja.

Las algas marinas, el fitoplancton me devora.

Soy gen travestido, diabólico, inoculado.

Sangre de un pez que pasa a un tomate.

Formo la base y alimento las criaturas vivas.

Evaporo las aguas y formo las torrenteras.


Lanzo esporas y polen encendido.

Todo eso hago cada día

y no cobro tributo alguno.