jueves, 13 de agosto de 2009

El agua del amor

Más lejos, pero han vuelto los pájaros. 13-8-09

Hace unos días dejamos a los amantes Abelardo y Eloísa yaciendo en la eternidad; ahora volvemos a su encuentro para contemplar los procesos de transformación.

Al deshacerse el hielo la materia abandona la forma de escultura yaciente, pierde el valor de arte pero gana la identidad material; la escultura se deviene en “agua dulce, sueños de amor”. La materia es la misma con sus valores performaticos incluidos, pero la obra del escultor de la luz del membrillo ha desaparecido.

¡La pérdida es una pena; ¡limonera, que también es amarilla!

Al subir la temperatura y pasar a vapor nos muestra un panorama diferente, las moléculas se han separado y un estado etéreo nubla los ojos, ¿serán también los efectos del amor?.
Si el artefacto dilatable y estanco, si el encierro es perfecto y hemos cuidado que las partículas no se dispersen, no escapen al control y, poco a poco subimos la temperatura, la materia quedará libre de los vínculos moleculares y su estructura habrá cambiado, se habrán separado los átomos de hidrógeno y de oxígeno y éstos vagarán por el espacio en una danza caótica y con considerable libertad. Las leyes del caos abrirán nuevas posibilidades y toda la historia puede volver a empezar de manera diferente pero aparentemente igual.

He aquí la realidad de las pasiones desgraciadas de Abelardo y Eloísa. Vemos como al materializarse sus cuerpos se bifurcan las partículas en los posibles caminos y llegan a la culminación máxima, al aliento fervoroso, al fusionarse en el aire en un estado permanente. La atracción amorosa es la energía que mueve el mundo, el latido del corazón que hace vibrar el universo.

La materia y la historia hacen justicia a la fuerza permanente del amor, ¡la vida se abre camino entre abismos y tinieblas!

Este es el estado de la materia de mínima entropía, donde muchas combinaciones son posibles, pero todas se presentan de forma caótica. En la incineración de Fénix padre, el proceso es acelerado para llegar presuroso al tiempo mineral. Para regresar a la vida ha de pasar por los períodos de transformación de la materia…

Cuando las temperaturas bajan, las moléculas volverán a formarse y si llegan a los cero grados, en apariencia volverá a formarse el mismo hielo. Si hacemos que el agua entre íntegramente en un molde, en el espacio negativo de los amantes yacientes, el ciclo se habrá cerrado. Los átomos habrán cambiado de posición pero la semejanza exterior será la misma. En nuestra percepción, la realidad del cubito escultura de los amantes yacientes, la obra de la “Historia Calamitatum”, habrá vuelto a la forma originaria.

¡Nada se ha perdido, mucho se ha ganado!

Más lejos, pero han vuelto los pájaros, cada día revolotean y cortan el horizonte.
–Quiero ver en ello los cantos de mi padre, su aliento eterno, las notas del testamento que me transcribe. !Empiezo a transcribir su voz!–