domingo, 27 de septiembre de 2009

La voz permanente

Golpear partículas con los ojos y un martillo. 27-9-90

Así como avanza su transformación en materia inerte, las palabras se hacen más incomprensibles y herméticas. Llega el momento en que el discurso es totalmente inconexo y la realidad descriptiva del lenguaje desaparece. Es la reverberación del Renio 187 que habla con el tono del primer llanto. Él tiene los nervios templados con los diamantes puros y se propone doblar los hierros en frío, pero tiene algo de humano y el llanto permanente uncido en la garganta. En ocasiones segrega lágrimas de carbón y su corazón sufre la soledad y el desconsuelo.


En aquel momento suenan las nuevas campanas, las partículas fundamentales se golpean entre si como el yunque y el martillo, las cargas centellean y diminutos soles aparecen. Estas partículas son precipitadas a la velocidad de la luz en una sima circular de trazas infinitas. Las hacen girar a derecha e izquierda para que choquen entre sí cuando su vuelo sea de espanto. Sus efectos son simulaciones diminutas del nacimiento del universo; una y otra vez son interpretadas por súper computadoras que nos llenan de asombro. ¡Es el momento de una nueva era! Hay que salir del hastío y contemplar el devenir aunque sea desastroso…

Mis ojos deslumbrados irradians semillas. 27-9-09


Algunos críticos con estos experimentos dicen que estos choques pueden crear agujeros negros, los cuales podrían devorar el sistema y con él la tierra y Alcor con ella.

Por un momento es una partícula en el CERN, un encuentro súbito le hace experimentar temperaturas tan elevadas como las del corazón del sol, entonces hay que estar muy atentos, su voz es la del creador que nos ofrece el fuego de la vida y de la muerte. Es el túnel de aceleración de partículas el que habla por su boca y nos presenta el origen del mundo igual que lo hizo el mismo Fénix encima del Beben.


Mi resplandor sueña en el lecho

Las manos bailan con sus reflejos

La voz resuena muda en la boca

Soy un brote tierno que jira

y puede morir de añoranza


He tomado aliento de mi mismo

Como una bacteria me replico

Tengo el pecho colmado de luz

El brillo de las palabras me golpea

Escribo en la lengua el ritual del Ciclo C12


No sé el camino y ya estoy en marcha

La inercia me estremece sin querer

La incertidumbre me mueve el corazón

Mis ojos deslumbrados irradian calor

En los prados lucen las amapolas