viernes, 14 de agosto de 2009

Materia y espíritu

Raíz, Tanina es el puente de los mundos, su aspecto produce temor. 14-8-09

Dejo por un día el universo de la materia, –he de hablar de las cosas de mi padre–. El cuerpo de Fénix se desgrana entre sombras, ahora es ceniza y me habla. Las moléculas ligeras se han desintegrado con el fugo, el resto es permanente, ahora es carbono puro.

Estoy transcribiendo los salmos, él me los dicta con los signos disueltos que deja en el aire. He de interpretar y apurar los sabores de la tierra; las luces del alba son reveladoras. El frescor de la mañana limpia los ojos y el torrente de palabras se precipita por la mano en un temblor numinoso.

Otra vez han venido los estorninos negros, es una señal preclara que me inquieta los sentidos, he de trabajar incansablemente para dejar tu palabra protegida en el arca de acero, en el pozo del dolor; fijada en la vida el dia de la concepción.

Con los percutores hago sonar los silencios; las palabras inaudibles retumban en el centro de Tanina. De allí nace una luz oscura que se aleja hacia el fondo. Escucho tus susurros como salmos lejanos. Los siento con los poros de la piel, con los pasos inquietos; en el paladar se han hecho emoción encendida, en las manos llaga permanente…

Para transcribir tus versos tiemblo como las hojas, no tengo tiempo para seguir tus ordenanzas, dictas conceptos que no pienso, repites palabras como el sonar del martillo, percutes mis oídos con palabras amorosas, al instante los hieres con un estoque, golpeas los bordes del tambor, ¡no te oigo como el agua no te oigo!
Tu canto es misterioso ¡padre!, me cuesta entender algunos versos. Tienes el timbre de las raíces de encina, los agudos son vientos que cortan las cañas, los graves espumas del barro. Tus salmos se pierden en el vacío, la energía oscura los atrae, ¡los lleva lejos!

Eres el espíritu del agua, del hielo rojo azul formando cristales asombrosos, cadenas cruzadas de estructuras maravillosas. Dejas correr los salmos por el río, en los brillos del agua emergen tus palabras, en los témpanos de los glaciares te desprendes y un estruendo heroico producen tus mensajes cuando te quiebras en el mar. Escucho una vez más como te alejas, el siseo del aire me anuncia que ya estás cercano al horizonte y los restos de tu vida caminan atajos aleatorios...

Esta es la realidad estética, la voz de la naturaleza que resuena y cruje los instantes.

¡Es un moscón rasante sobre el cristal del agua!
Así se enraman las coplas lentamente, nacen los cantos de Fénix.