martes, 27 de octubre de 2009

VII puerta

En el cruce de las contingencias medito que hacer y que no hacer. 27-10-09

VII puerta
I Voz


Una mancha en la pared me sobrecoge.
Un agujero en el limbo absorbe mi mente.
Un pozo luminoso atrapa mis recuerdos.
Caigo en él, es ilusión enlazada al sueño.
No queda pan caliente, aquí no queda nada.

¡Soy luz en el linde, levadura que se expande!
Doblo la puerta del cielo y se abre al instante.
Esta cerrada a mis ojos, es un dibujo en el aire.
Una plancha de plomo, un muro de cera...
Una idea henchida de olvido y misterio.

Una caja de acero contiene mi memoria.
El pozo del dolor mi testamento sentido.
El sigilo en los días, ¡Alcor abandonado!
La muerte de estos salmos empieza hoy.
Es fermento sólido de un mito olvidado.

Como sandía se abre la séptima puerta.
En sus estantes manan aromas genitales.
Los gránulos de la tierra se han unido.
Son las semillas que germinan en el surco.
Inicia con el sol las lluvias en primavera.

Es el momento esperado, ¡el regreso posible!
Defeco serpentinas y con ellas baño las nubes.
Conjuro el infinito con un estruendo anal.
Los siete extremos del cielo están marcados.
Hoy las nubes se tiñen de rojo y amapola.

En cada mojón yerto dejo una cagarruta
Redonda y nimia, como heces de conejo.
Larvas que avivan las marcas del laberinto.
Como las piedras que lanzas cada mañana.
Para observarme en el rostro del misterio.

Forman las pilastras romas de los limbos.
Las señales que puntean mi territorio
Soy habitante de los espacios siderales
Entre ellos marcho y vengo libremente.
El Renio 187 inmortaliza mis versos.