viernes, 26 de junio de 2009

La piedra

Buenos días amor, buenos días. 26-6-09


Comentaba en la memoria del proyecto de Real de Catorce, palabras que me sirven para Alcor, la piedra que tiene la ventana del asombro sublime…

La piedra se desplaza movida por una pregunta, es también la hija de Caín el emigrante y ha de encontrar el centro. El latido interior, el pulso del corazón de la roca espera las conexiones humanas y así permanece. Las contingencias y las permutaciones precisas le harán hablar en silencio el lenguaje de todos los tiempos. En la señal, en la piedra centrada, el lugar se comprime en torno suyo y su gravedad y soledad hace posible la comunión con los hombres.
La ventana del asombro es una metáfora que presenta nuestra llegada a la luz, al tránsito desde la oscuridad y las tinieblas, una respuesta poética a las preguntas que segrega la gravedad de la materia y la incertidumbre de la vida. -
Nada es perecedero, - nos dice la roca en la montaña mientras se desgrana en partículas diminutas. El cactos emblemático tiene cerradas las mandíbulas para que no se escapen partículas de vida de su interior, pero pueden entrar las del agua y los nutrientes del sol.

Como el cactos emblemático, espero la salida del alba, con la boca cerrada y los poros abiertos para que entre la luz.