jueves, 5 de noviembre de 2009

Respiro I

Entre los restos del pasado contemplo la creación. 5-11-09


Respiro I


Tiempo para relatar el nuevo génesis

–Casi puedo afirmarlo, el cielo se ha construido solo. Había en el origen una semilla de mijo que reventó por pura necesidad; como el aire que se expande de la levadura, así ocurrió. Así de sencillo me parece que duerme en mi recuerdo. Así se hicieron las estrellas, las piedras rodantes y el llamado polvo estelar. Éste se unió por pura necesidad para formar otras estrellas y también los satélites que las circundan; con ellos nació la tierra.


¿Pero, de donde han salido quienes la habitan, esta raza de indolentes? –


Dicho esto, el invovoz toma los palitos de milenrama y los extiende ante él en ofrenda. Cogidos fuertemente en la mano se deja llevar por la fuerza del devenir. Con un tirón inusitado se ve arrastrado por los páramos inhóspitos de los limbos. Al mismo tiempo, cada día, con gran esfuerzo hace nacer el sol por el conducto excretor.

El invovoz se dispone a preparar el gran envoltorio de las mutaciones; desciende aun lugar más abajo del inframundo llamado Nife. Cuando llega le dice a los habitantes del lugar, las llamas candentes del hierro y del níquel:


–Os pido que me entreguéis los huesos del hombre sol, son reliquias que guardáis celosamente. –


Aquellos objetaron:


–¿Qué harás tú con ellos?–


El invovoz contesta:


–Quiero hacer una raza de hombres sensatos que habite sobre la tierra… las corruptelas han roído las almas de los presentes. No tienen en la cabeza otra cosa que fútbol, la manera de pervertir la norma y el deseo irrefrenable de poder.


¡Van a convertir la tierra en un estercolero…!–


Dicho esto se masturbó encima de los huesos que estaban en un envoltorio de plomo. Esperó un año entero la revelación de la nueva raza... Los soles siguieron su curso, las noches siguieron su curso y los hombres… !¡