martes, 14 de julio de 2009

Asir lo inalcanzable

Antes de cegarme, detengo un poco tu poder. 14-7-09

Es un proceso rápido, la luz se eleva por encima del horizonte, llena las nubes de tonos cálidos y el vestido de la aurora es un velo tenue que lo cubre todo. Espero ese instante, el momento en que la gran lucerna viste las nubes de colores y transforma el manto del cielo en el cuadro más asombroso, una obra que jamás podrán crear manos humanas.

Subo a la piedra y levanto los brazos curvados hacia el centro, he de tomar la forma de los instantes, son segundos que lo cambian todo, no volverá a suceder y he de atrapar el fermento que me trae la luz, el polen disuelto que destila la mañana. He de atraparla en su transito veloz, nutrirme de su calor un instante. Alimentarme de las modulaciones del nuevo día, de los colores que tiñen el pensamiento y dan carácter único a cada amanecer. Los paisajes vividos son perlas cosidas a la memoria, uncidas a la piel día a día, son mordiscos imprecisos que dejan un tatuaje singular: ¡el tiempo vivido!

Si el viaje a Fénix ha de ser un renacimiento he de asir cada día lo inalcanzable. Se que es una quimera indisoluble, pero también se que hay muchas vidas dentro de una vida, que los destinos se tronzan y los caminos se bifurcan. Yo tomo en consideración los cambios fundamentales en los seres vivos para suponerlos como renacimientos en transito y voluntades permanentes.

Yo, ya no soy para nada aquel niño que espigaba en la Planas del Saso, ni el joven del mayo del 68, si siquiera el escultor del Pont de les roquetes, ahora mi vida está en La Comella y sufro en la tragedia, en el dolor que ha borrado todas las fronteras de mi pasado. No me queda otro remedio que renacer para seguir vivo. Así, subo a Alcor cada día cargado de coraje y osadía, levanto los brazos con el ánimo de asir lo inalcanzable. Sin fe me hilvano lentamente a los tejidos del mundo. Así vivo el viaje junto al astro de nuestro cielo: ¡es la mejor compañía!

Se muy bien lo que hago, en el intento ya esta abierto el camino que me lleva a nuevos prados, el deseo de renacer implica experimentarlo. Caminar con los brazos extendidos, prendidos en lo alto, para buscar un apoyo que no esté supeditado a las leyes de la gravedad, la tradición, o la lógica común; soy el escultor de las palabras ocultas, el del pozo del dolor y las cajas del sueño. A estas alturas he renunciado a casi todo, sólo el amor me da fuerzas para asirme a los cables flexibles del cielo

Mi problema es que no se como darlo…en el hacer, lo ahuyento junto con las tinieblas.
El otro día quise hacer de niño canalla, el proposito era hacer reir un rato...tuve que pedir disculpas antes de levantar una muralla de agravios...