sábado, 22 de agosto de 2009

Sembrar trigo honra la humanidad

Siembro cenizas como semillas de trigo. 22-8-09


Algunos días desde lo alto de Alcor, extiendo en el aire las cenizas de Fénix. Es una representación, no hay cenizas, hay restos minerales y vegetales que ha traído el tiempo. Los tomo del suelo y los lanzo al aire, igual que sembraba mi padre los campos de trigo. Pienso que la materia es dadora de vida, se da en procesos complejos pero se pueden ritualizar de manera sencilla.

Se trata de comprimir el saber en un acto humilde, plantar una semilla para que nazca un hijo - hija, joven, fuerte y dipuesta a reproducirse. La tierra es una matriz fértil que opera así cada día; ritualizarlo es intentar comprender la complejidad. Sembrar semillas, trigo, arroz…es una de las actividades que honran a la humanidad.


El sol nos alimenta, el es el dador de vida; utiliza a las cianobacterias, las algas verde azules para esta función, las plantas también. El fitoplancton es la fuente verde que transforma la luz en nutrientes y en oxígeno. El plancton forma la base de la cadena alimentaría, de ahí se nutre un caudal abundante pero limitado de seres vivos. En algunos casos su florecimiento en exceso crea el bloom, el sistema se colapsa y produce toxicidad y muerte. Millones de años en un acto sencillo, vivir y morir para crear un lecho natural donde la vida se pueda dar en equilibrio y en una simbiosis permanente.


La energía del sol ha sido la creadora de la vida porque la tierra se hizo una matriz fértil y ha sido así ya que ha sido posible... La presencia de la muerte es parte de la condición de vivir, es también la sombra de la quimera, tenemos miedo ya que somos criaturas en el primer bostezo, yo las ahuyento cada mañana con las cornaleras, desde entonces están en su lugar calmadas. Así lo quiero pensar y así lo escribo. Pensar todo eso me tranquiliza; espero que a vosotros también…