lunes, 16 de noviembre de 2009

Legajos del gozo y el dolor

Tanina es hoy la puerta del sol. 16-11-09

I Testamento

Legajo I. I

Hijo, tu me llevas ligero.
Como una pluma en la boca me cantas.
Trajinas mis palabras a la metrópoli oscura.
Las musitas con respeto en un agujero.

Como avispa has hecho hueco en el pensamiento.
Ya puedes hablar de mi con orgullo,
¡ya no peso!
Sin duda eres mi mano reencarnada,
¡tu me llevas!
Transcribes mi canto día tras día.

Te notifico la nueva, ya no soy situación alguna.
Ahora me dispongo al reparto de bienes.
El testamento esta escrito en planchas de plomo.
Lo dejo en el fondo del pozo del dolor.

¡No es mucho lo que he construido!
Es todo lo que necesitas.
Las manos, el pensamiento y el calor del sol.

Te dejo los seis palitos de milenrama.
La caja de las semillas fértiles la caja.
Las siete piedras que surcan el aire.
Las cornaleras y las uñaras son tuyas.

Todos ellos gozan la destreza de mis dedos,
¡guárdalos para mañana!

Mi compromiso anilla la vida, ahora es vuestro.
Es alianza vital, ya tenéis destino, ¡vivid!
Las piedras consuelan; son retiro y destierro.

Un espacio para los salmos, los cantos del viaje.
Rincón de espera indeleble.
¡son cobija en la noche!

La glíptica es obra de recapitulaciones.
Mi retrato experimental y presentido,
¡El rostro sajado en una piedra pulida!

Un trayecto misterioso por la vida y la muerte.
Como un grito sale por el tambor azul.
Roca que pende sobre nosotros.
Al final el inicio se abre el camino en la tierra.

El templo mineral me conmueve siempre.
Es tabernáculo para mi condición actual.
Una roca nacida del fuego eterno nacida.
Tiene una ventana diminuta y mira absorta.
Es una herida de invocaciones permanentes.

Mis ojos han nacido de la luz.
Los tuyos también, es su obra.
Mis manos se han hecho acero en el trayecto.

Te dejo el crisol para que temples las tuyas.
Mis pies me llevan forzando los senderos.
Todos tenemos un trayecto en la vida.
Hay que ir en él, gozarlo y sufrirlo.

Mi pensamiento se ha hecho forma lentamente.
Es una llaga que supura tristeza y júbilo.

El invovoz ha sido mi instrumento atávico.
El no es responsable de lo que dice.
Yo le dispongo los salmos en la brisa.
El escribe inducido por el secreto.
Sus reflexiones son como paja febril.

Sus danzas son involuntarias como las mías.
Yo estiro de los hilos sin querer estiro.
En mi testamento os dejo el gran juego.
Las dependencias nos mantienen vivos.
Nadie se gobierna libremente y respira.