viernes, 31 de julio de 2009

Un hogar para Luis Moret

Luz de los ojos que regresan. 31-7-09

Aire
y aliento
a los amigos
que marchan y a
los que estamos heridos,
tatuados por el vaho del tiempo.
Hálito efusivo que atesoro entre rocas,
en su evocación paso las horas de invierno.
Sabéis que el tiempo ha estado cruel y atroz conmigo
pero me ha modelado los sentidos para mirar el sol cara a cara;
tributo que hoy atesora el tono de mis ojos y el musgo reseco de Alcor.

En solitario, ayer agonizó Luis Moret,
el que pintó junto al muralista Siqueiros.
Blanca la cama, blanca la pared, la cara blanca
en una estancia desnuda, sin abalorios.

!La ausencia de color fue su último lecho!

En el instante de partir recuperó su lado dormido.
Abrió los dos ojos y miraba el cielo fijamente.
Con su barba blanca parecía un sufí iluminado.
Tálamo donde fundió la mirada para no ver.
O para ver la luz reverberante de la eternidad.

Las manos trémulas se cogían al aire.
Tomaban la ausencia como soporte.
Asideros tambaleantes buscaban la puerta del tiempo mineral.
En aquel instante entró la noche y,
las sombras se desgranaron como filamentos.

!Era el momento de las partículas ingrávidas!

La vida es un recuerdo pleno que excito,
cada instante lo animo hasta la muerte.
A los que me sucedan con amor les digo,
siento no poder dejaros en herencia mis alegrías.
Hoy me acompañan entre vagos sueños,
cantinela de una cruel letanía.

Pienso que cada cual siembra su éxitos,
riega con sudor sus fracasos y desengaños
y en el templo abierto del corazón
siente con fuerza el aura desfigurada de su rostro.
Sombra que se extiende por el cuerpo;
tiempo recóndito tejido a la vida,
trampa invisible que nos devora lentamente.

Los días suenan como campanas,
tañen de oscuro los años de juventud.
Como onzas de oro se pierden para siempre.
El final es cierto, todo cae en el pozo del dolor.

En la soledad vivimos, morimos en el olvido.

Cogidos de la mano le dije; nos veremos,
mañana al alba, ¡nos veremos!
Alcé el brazo como hago ante Fénix
y su última luz pasó entre los dedos.


El sol ha estado radiante,
un reflejo de colores se ha filtrado entre las nubes;
¡me ha rozado los dedos!

Adiós al creador de los nudos y hexágonos,
colores vivos, negros tintineantes.
Luís Moret: el que creía en la pintura,
la veía crecer como las plantas,

¡en todas las direcciones, así se expande!