viernes, 13 de noviembre de 2009

Fase. VIII. VII

Explosionas y formas el pensamiento. 13-11-09

Fase. VIII. VII

Voltear el rostro.

Probablemente el tiempo de espera en las puertas minerales es eterno, desmesuradamente largo, todo transcurre entre los latidos de un corazón petrificado. Las palabras se amoldan a ese ritmo como manteca derretida; se ajustan al oído de la materia y duermen. El rostro queda volteado una y mil veces, como el giro de los astros, siempre aparecen con la misma gravedad, pero siempre son diferentes… No es de extrañar que las palabras del invovoz nos parezcan como sonajas azotadas por el viento, cascabeles que reproducen los mismos sonidos…

¡Buenos días amor, buenos días! 13-11-09

Fase. VIII. VIII

El sol orbita entre las ballestas del cielo.
Noche y día tararea los salmos con orgullo.
A pecho abierto canta mi voz.
–Soy Fénix una estrella que se extingue.
De mis residuos se alimenta la vida,
¡se animan las cantos del río! –

En cambio yo soy el pasado inalterable.
Nada de lo que explique tiene importancia.
El pasado obliga a voltear el rostro.
Las sendas en el cielo se borran al instante.
Quedan trazas diminutas, señales ocultas.
Son surcos de dolor y melancolía.

En mi el presente es mineral incierto.
Fui zinc y lana meditada de alquimistas.
En realidad no tengo acuerdos.
Las mutaciones pasan por universos ebrios.
El firmamento de las partículas es oscuro.
La vida es eterna y a la vez un instante.

Las paradojas nos tapan los ojos con sal.
Nos visten con semblantes sin sentido.
Son rostros imaginarios.
Nos suponen videntes ciegos sin lazarillos.
Son laberintos de azogue las paradojas.
Al verlas se transfiguran en palabras.

¡La vida es eterna... un instante!