sábado, 19 de septiembre de 2009

El Invovoz

Hablas como el zumbido de una mosca.19-9-09

Son más de diez acciones las que ejecuta el Invovoz con las luces de la aurora, todas narran aspectos relacionados con la Ciudad del sol. Algunas se han incorporado recientemente, en realidad se trata de una “obra en proceso” que se abre al devenir cada mañana. El Invovoz, el chamán, el creador de la nueva mirada hacia el mito de Fénix es un ser sin rostro. En una de las acciones baja del espacio de las representaciones y señala a Alcor; – he ahí la obra, he ahí la puerta por donde saldrá el Fénix renovado...– Dice. Ya no es el invovoz el que habla, es el presentador de la nueva visión de las cosas; Rufino Mesa, escultor de La Comella.

¿Es un juglar, un cuenta cuentos?


Inicio Ciclo C12 para un retorno esperado. 19-9-09

Cada paso es aliento con el cual participa en su ciclo de transformación el Fénix difunto. De manera imprecisa, ambigua, él ya es un espectro desubicado y dilatado en los elementos, no es nada, quizá es una razón categórica para crear una historia que hable de la vida y de la muerte.

En ocasiones, los salmos los presenta el Chamán en el momento que ejecutar las acciones. Este siempre intercede entre los tres, el sol, F. muerto y F. renacido. En otras, F. M. pasa en forma de radiación cósmica que presta a su hijo, le atraviesa como luz entre los dedos y su eco llega como canto al invovoz de forma leve.

Es una percepción discutible pero el invovoz tiene razones para sentir como llega con más fuerza el calor que el brillo y el color. En otras, percute Alcor o Tanina con dos palitos, las uñaras, con ellos rasga el vaho de la tela invisible, el velo de Isis y lee las señales que desprende. No llega a tocar la superficie, rasga el hálito que desprende la mañana y su sonido es relatado en los salmos. Todo es una disposición que retumba de manera inaudible, resonancia que intenta describir de modo transparente en los versos.

También pueden ser entonados por el Fénix renacido, su voz suena leve en el color, en los matices de la aurora, en las brumas del aire, ahí canta al nuevo día. El que ahuyenta las tinieblas y de paso, aleja la sombra y el poder del padre, le tararea los salmos al invovoz y de paso los deja disueltos en el aire.
Toda la acción y la historia es forjada por el chaman, el “Invovoz laborioso”, él ha de destilar los versos. Dice que no sabe lo que hace, sus pasos están guiados por el devenir, lectura que extrae de la disposición de los seis palitos de milenrama.

Su boca es muda y habla la voz del ventrílocuo de los limbos, desde allí resuena con el eco del primer suspiro que dio origen al universo que aún hoy vemos.