viernes, 19 de marzo de 2010

Nsasi, la hija de Mesala.

Tu luz me ciega, me soporto entre Tanina y Alcor. 19-3-09


Capítulo VIII


Nsasi, la hija de Mesala.


Nació como un fluido que se escapa de un recipiente ceñido por unos fuertes músculos. Mesala no sintió ningún dolor, tan sólo una sensación de plenitud y de bondad en el cuerpo y una relajación inusitada en el vientre. Al instante pensó que era madre de un ser extraordinario. Le llamó Nsasi en lengua zulú; en el momento del parto quiso experimentar un acto transformador y así lo hizo al ver siete rayos de luz que salían de los ojos de su hija. La verdad es que Nsasi nació con los ojos cerrados, con la piel negra como el ébano, característica de los bantúes y con el cuerpo menudo y bellísimo de niña sobrenatural. Permaneció con los ojos cerrados hasta que los abrió de manera repentina. Fue tal el fulgor de sus ojos que iluminaron la estancia de manera súbita; como linternas cálidas proyectó dos focos de luz sobre el techo. Esto ocurrió en el mismo momento que enterraron los restos del tío de su padre en el pozo del dolor. A miles de kilómetros tuvo lugar el hecho y ella recibió la señal al instante; una prueba evidente de las sincronías discutidas y presentadas por Jung y Pauli. En cuanto el pequeño envoltorio tocó fondo, abrió los parpados y se llenó de resplandor.


Fue un resplandor similar al que vio Ció en el momento de nacer, de hecho era la misma luz, el mismo sol, el mismo poder nutricio de los astros. Cuando su madre se dio cuenta de que abría los ojos se quedó atónita de espanto, los ojos de Nsasi no tenían iris, o si lo tenía se confundía con el blanco del globo ocular. Por lo demás, sonreía que daba placer verla, movía los brazos con gestos ágiles y giraba la cabeza con rapidez. Observaba todos los detalles de la casa, parecía que devoraba los instantes y los retenía en su memoria prodigiosa. Era inteligente, curiosa, de buena salud y fácil de alimentar. Su madre le daba el pecho con abundancia y su tamaño aumentaba de día en día como ha de ser en los niños.


Al principio, al verla con aquel manantial de luz en los ojos, Mesala se espantó y corría por la casa con las manos en la cabeza y con lágrimas abundantes iba regándose la cara. Después pensó que su Tata, la santera, le podía ayudar en desvelar el misterio. Fue a verla con la niña envuelta en una manta, como amortajada, cuando llegó a su casa la dejó encima de la mesa destapada y mirando al cielo, como yace el niño Jesús en la cuna.


–Nsala Malekun… te traigo la gran Nganga”, (Prenda) es la hija de dios, estoy segura –


–Nsala Malekun…


Mesala: todos las criaturas vivas son hijas de dios, pero tú has tenido el don de la luz en el vientre –


La vieja Tata empezó a articular palabras inconexas, envolvía con su ritual zulú, una retahíla de versos y rezos. Bailaba y giraba con pasos cortitos, en otro momento debieron ser ágiles y largos. Al final parpadeó con dulzura, miró a la niña a los ojos y le dijo de forma clara al mismo tiempo que tocaba su cabeza con dos dedos.


–Zarabanda es dueño de tu cabeza y Nsasi dueña de tu corazón. Ella es como madre agua, como mama montaña y verde prado. El es luz en tu mente; siete rayos eternos nacidos del sol. Tienes los ojos albinos, pero eres capaz de ver allí donde los demás sólo ven tinieblas, será la salvadora de África, la gran Kimpa Vita renacida, quizá la Eyandé Laué reencarnada que trae luz a los campos y el pan a las bocas de los vivos…


Se giró hacia Mesala y dijo de manera imperante. Ella nos sacará del círculo de la oscuridad y la muerte –


–¿Puede esto ser verdad? Su gracia ya la entiendo, la presentí en el mismo momento de la concepción, fue un ángel anunciador el que llenó mi vientre. ¿Cual es la diferencia entre los dos dioses? Cómo los dos pueden habitar en el mismo cuerpo. ¿Podré entenderlo yo algún día?


–Yo conozco el Palo Monte ”, más todavía el Palo Mayombe, a este caso se le llama un ser cruzado... En mi experiencia la prenda que le doy no es la que se cruza en el cuerpo, ahora es ngueyo y son los hilos del ser los que quedan unidos a mi... En otras Ramas a lo mejor esto no es posible, pero yo tengo 30 años como Tata... se muy bien lo que me digo. Puede ser que esto sea posible... Fíjate muy bien en su piel y en sus ojos, hacen daño al mirarlos, son las espinas de la gran Ceiba. El ser cruzado es de esa manera dolor y placer, el que nace ngueyo estará cruzado toda su vida... Será redentora, salvadora con su dolor igual que Jesús; ese es su nguis En cuanto a tu concepción no fue milagrosa, tuviste semen de gran vigor, semillas tiernas cargadas de vida y dolor. –


Los Nguis son los Trabajos necesarios que, dictados por la Nganga , se deben efectuar para la resolución del problema que genera la vida.


Así fue como pasó, con su corta edad cayó sobre ella la insoportable carga de salvadora. Qué poco conocían por aquellos parajes los destinos de la condición humana, menos aún tenían conocimiento del poder que emergía de una niña con ojos blancos. Como un torbellino se forma con la brisa del mar y termina en gran tornado, así se iba forjando la revolución de la luz en un continente oscuro…