miércoles, 29 de julio de 2009

La izquierda

La izquierda embajadora. 29-7-09

En el mismísimo centro de la mano siniestra
tengo una llaga que no se cierra nunca.
¡Por ella pasan los rayos del sol cada mañana!
Es un hueco invisible donde dejo caer los susurros,
una pústula que no se cierra ni en los días de júbilo.

El pulgar está tullido, es avío de limosnero.
dos vigas se cruzaron sobre el y quedó colgando.
Hoy me espanta mirarlo, ¡se tuerce lentamente!
Con él pinzo las súplicas y esperanzas.
Las sujeto al pensamiento con una tachuela.

Mi izquierda es un retrato completo de mi vida.
Aquí la muestro ante la ventana del asombro, la puerta del sol.
Entreabro los dedos para que los rayos pasen.
Un cosquilleo me anuncia que estoy rehabilitado.
Como un símbolo amado la ondeo en el aire.

Ya no es una mano, es el palo firme de una bandera sin colores.
Una lanzadera de agravios, de piedras con mala fortuna.
Un bastión derrotado y orgulloso del combate.
Cada día las enseño al despuntar el alba.
¡Es el momento para exponer los trofeos!

Mi izquierda ya no puede roscar una tuerca.
Tengo que hacer malabares para algunas cosas.
Sólo puede cerrarse en si misma
y convertirse en un martillo.
A veces, libera caricias como nunca lo hizo.

Mi mano izquierda es mi embajadora.
La muestra evidente de los vencidos.
Tiene reservas de energía que no se agotan nunca.
Y en ella me apoyo para dormir unos instantes.
Es fuerte y sabe sufrir en silencio.