sábado, 18 de julio de 2009

La muerte súbita

Me haces cerrar los ojos. 18-7-09

El día se precipita con cierta celeridad, el amanecer es un fenómeno rápido, preciso, donde los cambios toman cuerpo de manera espectacular. Todo se modifica por efecto de la luz, las plantas se despiertan y toda la naturaleza emite un timbre nuevo que activa los sentidos. Lo más espectacular tiene lugar en el escenario del cielo, en la tierra todavía dominan las tinieblas. La humedad de la noche refresca la piel, el olor tiene un poder seductor y el canto de las aves forma una sinfonía inigualable.

Hoy ha venido a visitarme un conejo, se ha atravesado en el camino con un gesto imprevisible, he sentido como la rueda de la furgoneta saltaba por encima; un relámpago de muerte y todo ha terminado en un instante. Las palomas han empezado a cantar a lo lejos, hasta un ruiseñor ha roto el silencio de la mañana, la voz del bosque ha sonado con fuerza, todo continua en un ritmo imparable. Quizá también el conejo era un alma que venía a desayunar conmigo, a compartir los alimentos que nos regala el calor del nuevo día y yo no he podido esquivar la fortuna.

No sabemos nada, todo es terriblemente misterioso, una ventana abierta al asombro. Cada ciclo es una página diferente, única, nueva y oscura. La vida y la muerte se dan cita en una marmita, se mezclan y fermentan en un abrazo imparable; es una danza con sutiles permutaciones, nada ocurre que no se pueda dar en la cadena de los cambios. Sólo aquello que es posible se da en el plano de los efectos y las causas, ¡nuestros ojos se llenan de perplejidad!

Fénix ya es una realidad formulada, sus efectos huyen de manera trepidante, estremecidos los pámpanos de luz por el oeste, las sombras se disuelven a velocidades increíbles.
Con un giro de cornalera las acabo de ahuyentar. El brazo y la muñeca la elevan con fuerza, la hacen bailar sobre el fondo del cielo, clic, clac, una y otra vez sobre el fondo del cielo.
¡Es un ave simulada entre las nubes!

El sol ya resplandece, ¡una vez más podemos sentirnos renacidos¡

A pocos metros de Alcor pasa la N 340; algunos coches hacen sonar el claxon al verme…