domingo, 28 de junio de 2009

Fénix y la ventana del asombro

El dragón y la cornalera pequeña. 28-6-09

El concepto que contiene el proyecto de Fénix procede de la luz y el color de las auroras, la idea es incorporar en la acción de renacer el despertar del alba. El motivo ya está bien anunciado, la disciplina en la ejecución de un acto, repetirlo tantas veces hasta renacer con el. La ventana del asombro, la que presenta Alcor, es el doloroso memento de ser arrojados al mundo, el tremendo espectáculo de nacer. Esta idea que se abre está unida al proyecto de Real de Catorce por el tema a tratar y por otros motivos, algunos ya descritos

Después de la visita al desierto, de comprobar el vigor de la naturaleza y la dureza del clima que ha de soportar, he modificado algunas actitudes y criterios respecto a ella. Sigo pensando que la intervención que podemos hacer ha de ir en la dirección de hacerle el camino fácil, pienso que la vida se ha de dar en condiciones y en libertad. En el mejor de los casos lo que el hombre puede hacer es no hacer nada, dejarla libre en su destino. Ahora bien, como nosotros también somos naturaleza, como cada acción de cada miembro que la conforma repercute en todos los demás, se hace imposible la no intervención.
No hay que ser inocente, estamos en el mismo mundo y, como en un cuadro, cada color y movimiento repercute en el resultado final de la obra. La sinfonía de la naturaleza está formada también por las disonancias. Hay que ser consciente de la debilidad y robustez del sistema y la labor consiste en luchar para que los equilibrios se mantengan estables.

El encuentro con el desierto de Real de Catorce fue enriquecedor, por muchas cosas, algunas ya explicadas, por el rumbo que ha tomado mi trabajo en La Comella, y especialmente por Fénix o la ciudad del sol. No me canso de recorrer y aprender los senderos de la vida, ¡para mi eso es vivir!

También de conocer personas y sensibilidades, en el camino de la vida encontramos de todo pero lo importante es lo que escoges en el tumulto del mundo. El encuentro me permitió conocer mejor a José Aldrete, él ha sido el inductor y creador de la historia del Jardín del desierto. Con José ya había un trato profesional, nos encontramos por primera vez en Corea del Sur, en un campamento de escultores sudorosos. El sudor no era causado por el trabajo, la humedad y el calor eran tan intensos que se conseguía sin ningún esfuerzo. Sin hacer nada y a la sombra quedabas mojado y escocido. De todos los escultores lo tengo al él muy presente, fue el que mejor llevó el combate, observar y dejar hacer fue su tarea ejemplar.

En el proyecto La ventana del asombro intervienen dos personas más que quiero agradecerles su aportación: Rocío y Nicolás. Rocío era la encargada de la coordinación del encuentro de escultores, la que nos guió en el viaje, nos recogió en el aeropuerto y preparó lo necesario para hacer de la noche en el desierto un encuentro memorable. Su amabilidad y entrega al trabajo sobrepasa las obligaciones del mismo. Me ayudó en la búsqueda de La piedra sola, no fue posible pero igualmente le estoy agradecido.

Conocer a Nicolás Echeverría vino a ser una fortuna. Fue en el marco de una cena en casa de José Aldrete en Ciudad de México, ¡una cena a la inteligencia, a la amabilidad y al gesto fértil. De la infinidad de cosas que se dijeron aquella noche tan sólo unas palabras resuenan con fuerza y las pronunció Nicolás. Explicó un ritual religioso que el pueblo Huichol hace cada año en peregrinación hasta Real de Catorce; es el viaje a Virikuta. De éste hecho espiritual recuerdo cada palabra, pero destaco de todas ellas la puerta imaginaria que el chaman del grupo abre con una pluma en el aire, en el espacio abierto del desierto.

Yo he escrito sobre el agua en múltiples ocasiones, tengo obras con el contenido escrito en ese soporte y en otros parecidos. Aquellas palabras “certifican” que no estoy loco, o bien que somos muchos. Los juegos simbólicos son puertas que nos transportan a otras realidades, ventanas de asombro que ayudan a tomar conciencia de aspectos oscuros para el sentido común. En ocasiones se ha de hacer un gesto incomprensible para llegar a una realidad comprensible. Saludar el sol cada día y decirle: ¡buenos días amor, buenos días! No es otra cosa que estar agradecido a la vida y expresar el reconocimiento de que es él el que nos la regala y la hace posible.

Del feliz encuentro con la puerta imaginaria se afianza en mi trabajo los espacios metafóricos, entre ellos el de Fénix y la ventana del asombro. La piedra sola ya estaba en marcha, el contenido en la Capilla Turkana lo contempla y el tema de Fénix era cuestión de tener un buen equipo para plantearse la posibilidad de hacer un trabajo así. La piedra que mira por la ventana es una metáfora de nuestra condición final, somos piedras solas, seremos ceniza, ¡residuos minerales!

La ventana del asombro es , también, la puerta del cielo de Jacob y la puerta que los Huichol abren de manera simbólica para adentrarse en sus experiencias místicas. El titulo también está unido a un encuentro misterioso con el lugar, semilla y enigma que dejamos ocultos en la piedra sola, el huevo de Fénix.
La ventana del asombro presenta también la grieta que abre la fuerza de la vida, el cactos emergente, la forma sinuosa que se desliza entre la tierra seca, el empuje de un programa invisible que se aviva antes de salir al exterior. Es muy importante visionar esta idea, es la vida la que se asombra ante la luz inicial, ante el espectáculo del nacimiento del sol.
La ventana del asombro son los ojos que observan, la grieta viva, la obertura del sexo femenino, el primer “tragaluz” que nos muestra el mundo. Esta grieta pestañea por un instante, se riega con lágrimas al comprobar el espectáculo sublime que se revela ante nosotros. Es la primera luz que nos cae del cielo, el baño de esperanza que nos brinda cada día el amanecer. A mi entender es tan importante esta mirada que merece la pena tratar la obra como un acto revelador que no agota aquí todas sus expresiones.

Hay que salir a la luz del día, a la claridad abrasadora del sol y recibir los dones y castigos del mundo…