jueves, 6 de agosto de 2009

Jácara VI

Buenos días amor, buenos días. 6-8-09

Camino deprisa, arrastrando los pies dibujo una senda.
Serpenteo por los paisajes mas bellos del mundo.
Historia que duerme entre mis dedos.
Puedo retumbar con la vibración de las piedras
y recoger con las manos la luz del cielo.
Para vestir tu rostro con limpios mantos de escarcha.

En ella vislumbro colores de ensueño.
Donde las aves boreales deslumbran;
lucen esperanza en las alas,
ventiscas dulces, jácaras cálidas,
¡radiantes de gozo!
Se desperezan con la sonrisa del mundo.
Se alimentan de las gotitas que la noche deja prendida de las flores.

Allí nacen cada día;
¡infatigable animan el mundo!
Entonces aparecen, lo observo cada día.
Con las manos llenas traen consuelo.
Llenan los estómagos vacíos.
¡pide en su boca un deseo!

Es el lugar donde la vida empieza de nuevo.
Donde el lecho perpetuo se balancea.
La muerte y la vida danzan atraídos.
Encuentran el lugar de la concepción.
El fermento y reposo perenne.
¡Es tu camino padre!

Nido del ave Fénix, ceniza que pervive al machete candente,
al rayo vengador que redujo a signos el huevo de mirra.
Hoy es hueco en la roca y sus alas flamean la montaña.
Los campos se avivan con su canto.
Los ríos se hacen estampa en su rostro.

Soy testimonio de las derrotas del mundo.
Es un salmo que escucho entre las rocas,
Aliento de los árboles marchitos.
Jadeo de los hombres humillados.
¡ Una y otra vez vencidos !

Vislumbro el árbol del paraíso.
La sabiduría no es el fruto de sus ramas.
Es la historia de los hombres que se desgrana.
Dormita sereno en los estribos del sueño.
Retoño de mostrencos permanentes.
¡hoy arde como una bengala!

Las cenizas del lecho del amor son polvo de alborada.
Gotas de rocío que se evaporan en mi mejilla,
Fénix las devora en un instante.
¡Es su manduca eterna y permanente!

El día nos regala la luz a los ojos.
Las manos hablan el lenguaje de la vida.
Nos dice que hay que luchar para estar vivos.
¡Es un canto interminable!
¡cada día un rostro nuevo!