viernes, 24 de julio de 2009

La noche y el viaje por el inframundo

La luz nos lleva a renovar los pensamientos 24-7-09

Creo que ya he definido el marco de actuaciones, ahora empezaré con los conceptos generales de la materia y la naturaleza. También quiero introducir aspectos relacionados con los sentidos, ellos me informan sobre los matices de las experiencias en el camino.

El día ya es una realidad, las sombras han huido, yo las he ahuyentado haciendo girar un palo, La cornalera. He aprendido a maniobrar en la puerta de los milagros, tengo la llave en la mano y la hago girar de manera amenazante.

Hace unos días vi una llave en forma de anj, la cruz ansada de los cristianos coptos. Era dorada y estaba en su lugar, la cerradura de una puerta robusta; los símbolos masculino y femenino no podían estar mejor representados. La puerta formaba parte de una serie que crece día a día, las había realizado María José y eran de varios lugares de la tierra. Las puertas son espacio de traspaso que nos cambian de lugar en un instante.

Esta que me ocupa hoy es la puerta de las sombras, la que se aviva sola cada día. Yo tengo acceso al postigo a estas horas de la mañana, muchos lo tienen y no dicen nada. Lo perciben sentados en el camión, labrando la tierra, caminando por las zonas industriales, en el trasiego de los barcos de pesca, en los puestos de guardia, en los hospitales y hospederías…

La naturaleza despierta, se levanta como un gigante disuelto en la bruma y se mueve sin cesar mientras el sol hace el recorrido diurno. ¡Por la noche se duerme! No todo el mundo, claro, hay quién acompaña al sol en su viaje por el inframundo, el trayecto de los muertos… Ahora se dice que es poca cosa una vida, por ello hay quién vive las horas de la luna y ese es su mundo. Tengo un contertulio en Talavera que me dice que el prefiere el sol de noche..; le envío un saludo al despuntar el alba.

Un mosquito zumba en el aire; los atraigo como la miel, soy su manjar predilecto.
Millones de seres diminutos se han despertado, todos cantan en coro una jácara al amanecer, pero sólo yo me ocupo en ahuyentar las sombras. Pienso que el despertar es aparecer a la conciencia, ahuyentar las negruras del sueño. Hay que luchar contra la noche oscura, contra las sombras amenazantes, hacerlo es caminar en la luz del día, abandonar los recodos del olvido y volver a ser; abrir los ojos es por tanto renacer.

Habitar en los recuerdos después de tomar conciencia del despertar es renacer.

¡La vida es tan frágil! El otro día murió un niño por un descuido, le dieron la leche por la vena, la tragedia se ha ensañado con esa familia. Una caja de infortunios se abrió para un joven que seguramente hoy también necesita renacer. Ahuyentar las sombras y dejar que entre luz nueva, aliento para la vida que ha de forjar con sus propias manos.