domingo, 21 de marzo de 2010

La respuesta de Nsasi a la Tata Nganga

Capítulo XX

La respuesta de Nsasi a la Tata Nganga

Igual que Ció cuando cantó las antífonas y nos explicó los primeros senderos de la vida, Nsasi fue una niña precoz; cuando tuvo catorce meses fue capaz de escribir con cierta propiedad y responder algunas de las cuestiones que la Tata Nganga había dejado caer en los oídos de Mesala.
Pienso que pasó por su cabeza el mismo deseo que en Ció; tenía que haberse marchado con los colores de la aurora, pero era mucho el dolor de su padre y mucha la ceguera de su madre, y más aún, la ignorancia entre todos… ¡tenía que poner remedio a tanta desdicha! Pensó que tenia que desarmar la madeja de los enredos de la mente y dejar el testamento de su abuelo implantado en la tierra de una vez para siempre.
Sabia que cuando el invovoz lo enterró en un lugar tan profundo debía tener razones para hacerlo. Pensó que con los humanos no hay nada que hacer, su mayor enemigo es la pereza y el olvido interesado, siempre se pierden por esas grietas.
El pozo del dolor no es sólo una tumba, es también la mayor ocultación del mundo, allí se guardan todos los mandatos del bien hacer para la vida.
Nsasi movió los labios y con el dedo índice de la mano izquierda empezó a escribir una lectura invertida en el aire. Mientras tanto, su mano derecha se posó en la frente y amasaba el pensamiento de manera suave y metódica.
La muerte es campo nfinda, lo relató mi abuelo en los salmos. De allá nadie regresa; yo no estuve en el limbo.
Cuando la nube retumba arriba, nace el miedo en el corazón humano, abajo corren los hombres como las correderas negras, buscan consuelo en la ilusión; cualquier charlatán la puede proporcionar.
La piedra que mata al perro rojo también mata al perro azul; la piedra también es arma para matar…
En la tierra germina el semillero, la lluvia lo aviva y nace el palo congo, también las antífonas de Ció; !en la tierra germina todo, está viva!
Nsasi y Ció son la misma persona, una blanca, la otra negra, una es luz que calienta, otra nutriente de vidas pasadas. El sol es el dios en el cielo; la vida lo es en la tierra, los dos son ignorantes de nuestro dolor, ¡no saben nada y no lo sabrán nunca!
Con una idea estas confundido, con mil ideas estas mil veces confundido. Con un solo palo no se hace el monte, con muchos se forma el bosque, no por ello tienen más razón de ser.
Se liga muerto con palo Mayombe pero no sirve para nada. Se liga nganga con santo pero santo es mentiroso y solo sirve para entretener a las viejas. Dios es nada, nada nace de nada, allí donde no hay nada allí está.
La cucaracha no tiene razón en el gallinero, el gallo si. Todo es luz y penumbra en la razón de los hombres, ellos no saben estar en su sitio…
El viento mueve la malva pero no la tumba, son frases de Eyandé Laué, ahora son mías...

Paró un instante y cambió de mano, ahora era el índice de la derecha la que escribía y con la izquierda excitaba su pensamiento.
El buey sabe en que palo se rasca tanto como el brujo conoce su mano.
El rayo que está para ti no hay quien te lo quite, es tu camino.
El cementerio siempre tiene la boca abierta, se traga al ignorante y al sabio, al pobre y al rico. La diferencia está en que el último se ha escrito un epitafio en la tumba.
Que no te agarren por la boca, tú no eres un pez, no hables y escucha el rumor del cielo.
Perro no come perro, come carne; perro es carne.
No repitas todo lo que oyes, te lo haces tuyo como si lo oyeras por primera vez; es el camino de todo sabio y de todo charlatán.
Lo que se mueve no se cae, a veces se desmorona precipitadamente…
Nadie puede dar lo que no tiene; siempre, lo último que se da es la vida.
Las estrellas se mueven, nunca están en el mismo lugar.
No enseñes todo lo que sabes, enseña lo que no sabes.
Tú miras, alguien te mira, el mundo es para ser observado.
Quien camina hacia el cementerio no mira para atrás, tampoco hacia delante.
Si tú sabes más que la naturaleza apaga el sol, enciende la luna, detén los ríos.
Si alguien te pide la vida en sacrificio pide su sangre como donante, si la ofrece cada día, pide sus ojos, si los da, pide su corazón, ¡hay mucha falta en el mundo!
Cuando terminó su discurso se durmió como un niño de su edad; su madre quedó confundida...

Unos años más tarde nació otra niña, sueño dorado de los impulsos amorosos, Se llama Ada y puede que algún día vaya a África a conocer todos los enlaces de su destino.

Ada Merino Manonelles. nació casi en la frontera del tiempo, 22 de febrero de 2013, a las 23.50

El invovoz le dedicó unos versos para que entrara en el mundo con la bondad de los lirios en el pensamiento.

Ada de nimbo
Carita despierta
Ojos de luna
Sueña la niña
Entre muros repletos
De madreselvas.
Mecen mis manos
Para que descanses
Canta la noche
Ojos de luna
Manitas de viento
Ada de lluvia

No hay comentarios: