domingo, 25 de octubre de 2009

III Voz

En el límite aumenta la soledad. 25-10-09

III Voz


Un velo esplendoroso nos presenta.
Las tinieblas fatídicas nos ocultan.
La unidad indivisible nos enlaza.
Aupados en el dolor nos encontramos.
En la belleza de lo opuesto disentimos.

Cabalgamos en el ciclo de la vida y de la muerte.
Dejamos la frente abatida, la mente en reposo.
Buscamos la firmeza del suelo para sentirnos.
La claridad de las palabras para honrarnos.
Los fulgores del alba, ¡los llantos al nacer!

Buscamos el regreso como el arcón perdido.
Averiguamos una solución al desamparo.
Desvelamos sueños acuosos, ¡despertar de niños!
Luchamos el desánimo ante el final del trayecto.
Extrañados caminamos cada día…

Perdidos entre palabras y simulacros.
Agobiados por espejos aparentes.
El complot de los necios sigue adelante.
Los equilibrios para ser son meritorios.
Todo menos dibujar un lecho de sensatez.

En los actos quedan las señales claras.
En los ojos prendida la hiel de lo vivido
En el rostro el dibujo del camino transitado.
En las manos repican castañuelas de hierro.
Con su gesto saludan radiantes al sol.

Las dudas forjan las puertas del miedo.

Los vínculos invisibles se fragmentan.

El dolor aumenta como crece la hierba.

Los pies se arrastran por caminos de lodo.

Sólo se encuentra la paz al despuntar el alba.


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