II Voz
Oye mi voz silenciada entre basaltos.
Sueño apacible junto a secuoyas en celo.
En el rostro de los mineros quedo prendido.
Estoy en el negro profundo de los siglos.
En la noche soy luz ciega y desamparo.
Me siento vertido en las palabras.
Como metal fundido quedo apresado.
La voz es forma en el pensamiento.
Las manos modelan los instantes.
Percuten y avivan el vientre de la tierra.
Ellas construyen la marmita misteriosa.
El crisol del fundidor de los limbos.
No puede haber un hacedor sin destrezas.
Ni caja de memorias sin palabras.
Él es manojo que forma nudos irreversibles.
Si supieras mis añoranzas... 24-10-09
I Voz
No puedo contar los intentos fallidos.
Las pruebas y enlaces son infinitos.
Una y otra vez se estremece la libido.
Mi abnegación no tiene límite alguno.
Sondeo incesante el impulso creador.
Golpeo el yunque una y otra vez,
Agito el aire hasta romper los muros.
Se abre un resquicio y pasa la luz.
La tomo a bocanadas placenteras.
Las alianzas se crean al instante.
Tu danzas encima de Alcor y cantas.
¡Buenos días amor..., amor..., buenos días!
Hoy me envías resonancias de lluvia.
Al retumbarme el armazón me exalta.
Escucho como susurra y percute el suelo.
Todavía me encuentro lejos de la vida.
Irradio una luz diminuta, insignificante.
Tengo miedo en el sufrimiento calmado.
Soy un párpado cerrado y tembloroso.
Para hablar he de acercarme a vosotros.
Mis palabras os llegan transpiradas.
En ocasiones el Invovoz mal interpreta.
Es un ciego que tantea, hace lo que puede.
Su ciencia nace del sueño y la locura.
A veces pone en mi boca lo que no he dicho.
Su frente esta abrumada con el dolor de la vida.
Toda la fuerza está en su espalda cansada.
Su lucha es incansable, él es el custodio de mi voz.
Cuando eleva el especulo y gobierna el sol.
Las manos le tiemblan como cañas secas.
Subido en Alcor mira el devenir y dice.
¡Buenos días amor..., amor..., buenos días!
Así, un día tras otro se hunde en la fatiga.
Duerme en el suelo como un saco de tierra.
El desvelo lo mantiene siempre vigilante.
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