jueves, 3 de diciembre de 2009

Legajo III. II

Araño el aire y escucho tu voz. 3-12-09

Legajo III. II

El chacal busca la presa en el desierto.
Está lejos, es veloz, sigilosa y esquiva.
También lucha pasa salvar su vida.
Una jornada dura bajo el sol una jornada.
A veces son cazadores hostigados.

¡A veces lo pierden todo!

Las crías lloran y pasan hambre las crías.
Tienen frío y aúllan en la noche.
La algarada se extiende en kilómetros.
Son presa fácil si están débiles.
Pitanza si están desamparadas.

¡Un soplo y son silencio!

El salmón ha de remontar el río.
Hay corrientes que piden sacrificios.
Es un viaje cruento y heroico.
Muchos mueren en el camino.
Río arriba quedan extenuados.

¡Atrapados con arpones!

Dejan la puesta en el limo balanceante.
¡El final es un orgasmo estelar de ensueño!
En un instante quedan lívidos y extenuados.
Flotan, con el vientre plateado.
Miran el infinito con un ojo ciego.

¡No verán a sus hijos!

A las huevas yo les doy aliento, las volteo.
Las avivo como se avivan los pechos.
Les doy besos húmedos y cálidos de madre.
Las acuno en el agua dulcemente noche y día.
El tiempo es veloz en el regreso a la vida.
Antes que los padres se hayan descompuesto.
Millones de alevines comerán sus restos.

¡Es ingesta sagrada!

Os doy mi calor, es el fermento de la tierra.
El agua, el carbono y aire forman los pilares.
Los elementos se enlazan oscuros y sencillos.
El cruzamiento hace posible lo imposible.
En la marmita del demiurgo está el secreto.
En el fango primordial duermen las huevas.

¡Palabra germinal que despierta!

Una termita trabaja para seguir viva.
Para robar también hay que mover las manos.
También la cigarra canta cuando puede.
Todo se agita entre ávidos permanentes.
Los juegos son implacables los juegos.
Os dejo las armas del pan caliente.

¡Hay que luchar para seguir vivos!

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