En la propuesta de Fénix o la ciudad del sol, el alma está desubicada, habita en un lugar no contemplado por la visión inmaterial. No creo probable que el alma pueda servir para algo fuera del soporte físico, sólo los fantasmas del castillo de Canterville y el caballero inexistente son ficción y no son físicos. No obstante estos personajes son tan reales para nuestro pensamiento como lo es el presidente Obama.
La ficción descansa sobre un soporte físico pero el contenido es ajeno al soporte. El mismo papel puede contener toda la ficción de todos los tiempos. De este hecho sacamos la conclusión de que el alma anima la obra al margen del soporte y es ella la que transciende en los sentimientos de las personas. También constatamos que todo pensamiento impregna la materia de contenidos y humaniza aquello que toca. Una piedra centra el mundo, es el alma de toda una comunidad, pero eso no confirma que el alma pueda existir fuera del objeto que la presenta.
¡Es el momento! has de entrar por la ventana del asombro. 25.9.09
El cadáver de Fénix no es un cuerpo exánime, es un cuerpo pletórico de alma y narra su viaje por los diferentes estados que ahora pasa en su condición de materia. Para el alma ha llegado el período del tiempo mineral y allí se dispone a pasar unas largas vacaciones. El hecho de que pueda enviarnos los salmos y llegar a emocionar con sus soledades, es un recurso literario sin más trascendencia.
En realidad su canto se apaga cuando lo hace el Ciclo de semivida del C12 y el C14. El cuerpo ya no es útil, la estructura de sus huesos se ha desmontado. El cúbito de su brazo derecho sirvió para hacer una flauta para los niños, ahora es ceniza, el izquierdo fue una aguja de pelo para la dama roja y su casco una metáfora teatral empalagosa…ahora son ceniza con un leve resplandor. Su vida material todavía desprende fulgores, las ideas y las formas vivas nacen sin cesar de los restos en descomposición que él ha abandonado.
El alma hay que entenderla de dos maneras: primero como el aliento que mantiene la vida; fuera de él no existe la conciencia del ser, la memoria… no existe nada.
La segunda no es otra cosa que la materia intemporal, el molinete de las partículas y los átomos que se devienen en moléculas abióticas. Éstas, cuando las condiciones son oportunas se unen en lazos de amor (Toda molécula tiende a unirse con otra), se organizan en familias forman bacterias que a su vez se bastardean.
En todo el proceso hay una guerra a muerte, todavía esta presente la lucha de la diferentes formas de vida en nuestro cuerpo y no es despreciable las contaminaciones radioactivas y las consecuencias que ello conlleva. El combate contra el SIDA, la gripe A, H1N1 y las diferentes formas de cáncer lo confirman ada día.
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