sábado, 10 de octubre de 2009

Salmo IV

Tu eres alma en mi bandera. 10-10-09

Despedida


I puerta
I Voz (El difunto)

Hijo tu me llevas como una onza de oro.
Mientras comes el maíz, la dorada mazorca.
Me cargas a la espalda, ¡es un peso infinito!
Me coges y dices al hueco susurrante…

–¡Duerme como el carbono 12, duerme!

Tranquiliza el animo y sigue el camino.
No mires hacia atrás, ¡esa es la puerta!
No te resistas en el dolor y descansa.
Tu espalda ha de reposar en el tierno limo.

No te enlaces a lo imposible no te enlaces.
Mira el resplandor que se aleja, ve con él.
Descansa en el placentero sueño del barro.
Eres papel secante, rastrea pasos de lombriz. –

Me depositas en el huevo de las cunanas.
Restos acariciados con la escoba de palma.
Envuelto en milenrama, tomillo y mirra.
Junto a mi dejas los palitos del devenir.

Preparas el ritual como un chamán oscuro.
Siete piedras pones, es el ajuar del guerrero.
Tu me invocas en la aurora con tus danzas.
Al despuntar el alba, en el centro de Alcor.

Con las manos temblonas tu me llevas.
Me acunas con llantos en el lecho del río.
Como un barquito de papel me venteas.
Me empujas levemente y me dices adiós.

Esparces mis cenizas como granos de mijo.
Saturas la tierra con las semillas del cielo.
El agua me balancea en un rastro sinuoso.
Con los trozos sólidos me voy al fondo.

Con una cuerda de pita me descuelgas.
Me bajas lentamente al pozo del dolor.
Estuche de cobre que toma la voz del sol.
Hoy es recinto de descanso y oscuridad.

Donde las tejedoras deshacen los telares.
Y las bestias ciegas devoran los huesos.
Los dejan tersos como los cantos de río.
Duermen fósiles los metacarpos y falanges.

Me depositas en Alcor II como un tesoro.
Quince medallones de bronce nos protegen.
Tu los has hecho como un orfebre visionario.
Relieves sinuosos ilustran los senderos del sol.

Las montañas son evocadas con trazos limpios.
El invovoz taracea un dibujo, graffiti furtivo.
Todo es ligero como el soplo de la mañana.
Arquitectura de ensueño que mira en silencio.

Las voces del pasado callan en los cultivos.
Susurran las formas inhiestas de los cañones.
La memoria del tiempo nos asiste siempre.
Soy feliz en el columbario de nuestra saga.