miércoles, 30 de septiembre de 2009

Transformación

Gracias, tu regalo nos llena de esperanza. 30-9-09

Para describir el proceso de transformación de su cuerpo, el difunto Fénix canta los salmos. Lo hace en el ritual, Ciclo C12 y en el silencio de la mañana. Los comunica mediante el instrumental que hace servir el Invovoz y la ayuda del Fénix renacido que trae nuevas situaciones cada día.


Estos cantos son sacros, épicos, descriptivos y testamentarios. Son el latido de la materia que se hace audible y nos relata el camino de regreso. Son la sonaja misteriosa en la marcha oscura por el inframundo, el martinete que describe los estados de la muerte al desmigajarse, al disolverse como la sal en el agua. Son también el poder de la palabra transitando por el tiempo mineral y recreando el poder del pensamiento.


La transformación será completa cuando su matriz esté llena de luz y espere con ansiedad el gozo de la vida. En ese momento los resplandores del alba anunciarán los lazos de amor y la semilla encontrará un lecho cálido donde crecer. En ese momento se dará un cambio de estado, un giro en el viaje; el regreso significa también cantares nuevos.



El desplazamiento crea espacios de intervención. 30-9-09


Este periodo es considerado por el relator como un escenario de gran valor poético y creativo. El potencial de todo aquello que se muestra se encuentra en el vacío desolado de la eternidad, en lo que se oculta bajo el rostro de lo aparente. Con otro nombre, él ha trabajado durante años en ese espacio; lo llamaba las ocultaciones… Consistía en operar en la cara oculta del mundo y dejar allí auténticos alegatos a la vida.


En la situación que se encuentra ahora Fénix ha de empezar un período nuevo, regresar es un hecho, su hijo ya está cercano a La Mola de Coldejou. Ya recoge hierbas aromáticas, de canela, laurel, camamila, hinojo, hierba buena, milenrama y cardamomo; está construyendo el nido del nacimiento y la muerte. Es el momento de preparar el amanecer de un nuevo día y a este período le corresponden otros cantares, las cunanas…