domingo, 13 de septiembre de 2009

Sin sueño y sin coraje

El testamento está redactado, dispuesto a bajar al pozo del dolor. 13-9-09


Como el sueño es del soñador, el pensamiento furtivo es del iluminado. Todo eso es una propiedad sin transferencia, podemos hacerla servir en la representación, o presentación de nuestra propia vida pero no podemos dejarla en testamento. Para hacerlo tenemos que transformarlas en ideas, en obras. Por este motivo creo que hay que dejarlos fluir en su propio espacio, en ningún caso reprimir su derecho a la existencia y si es posible, pasarlos al papel, a la escultura, al poema, a la pintura y proporcionarle así un estatuto tan válido o más que el que disfrutan los más nobles pensamientos.


Los paisajes de la mente son nuestros escenarios de actuación y allí y solo allí podemos modelar la forma del mundo y, a su vez, la obra y la palabra que lo define. Así que los pensamientos erráticos no lo son tanto, lo son hasta el momento en que quedan atrapados en la obra y desde ahí desprenden su energía permanentemente. Desde ese lugar pueden trascender sus límites iniciales y llegar a ser patrimonio colectivo.


Caliento las manos, el trabajo ha sido agotador. 13-9-09


Hoy vamos a la Musara, tenemos que localizar el lugar para instalar la obra que recuerda el reguero sinuoso de Domingo Santo. Él fue el creador; por allí pasó fénix entonando las jácaras.


Los humanos podemos argumentar que tenemos diferentes niveles de conciencia y podemos intuir que la psique tiene una estructura que puede ser interpretada. También que toda ella está atravesada por un hilo que nos enlaza a una entidad superior; la conciencia colectiva.


No entraré en razones sobre el tema, sólo deseo exponer los matices que pueden entreverse en el duermevela, es el espacio de Alcor. Es en el sueño y en el pensamiento disuelto donde hoy habita Fénix. Él ya está atomizado en partículas elementales, o mejor, entre la espuma etérea color canela, en la fina niebla del polvo de las naranjas.

Dice en los salmos…


–Estoy vacío de ensueños y de coraje.–

–¡Soy luz en el límite que se expande!–


Las imágenes espontáneas que observa, son destellos que produce el sueño, son su patrimonio material que se excita, quizá el único que en realidad ha tenido en todo el trayecto recorrido. En el rescoldo de estas imágenes es donde vive la muerte como realidad tangible; siempre de manera furtiva se aviva y al instante fenece. Seguramente es también así en nuestra mente, sin ellas quedaríamos perdidos para siempre en la oscuridad, sumergidos en el abismo insondable de la mente.


Fénix hace millones de años que está allí suspendido, equidistante a las fuerzas que lo mantienen. Se encuentra en un espacio sin gravedad, como una piedra que gira eterna en una órbita sin núcleo. Los pensamientos vagabundos son todo lo que se mueve en aquella oscuridad abisal.

En el caso de Fénix o la ciudad del sol, su luz mental se deviene en semilla que hace crecer una idea, después, el pensamiento la doblega y moldea sin que pierda su perfume inicial. Esta es la labor del invovoz que resuena sobre el papel y transcribe los salmos, ¡Ya están cerca!


En el límite ya se ha hecho llaga eterna y supura pudrición y miasmas. Confundido al desear mantener la fuerza y frescura con que aparece el latir de las esporas, su pensamiento se hace inestable ya que todavía no se han formado los nudos de las neuronas. No obstante se siente confiado en la luz lejana que viene de Alcor, se la transmite el invovoz con el ritual “Ciclo C12”. A partir de ese momento se "anima", tiende a ordenar el caos y a empezar de nuevo.