martes, 30 de junio de 2009

Respuesta de Nicolás Echeverría 22-5-09

Los rayos de luz me han herido los ojos. 30-6-09

Querido Rufino:
Disculpa por no haber respondido a tu “risa”, me quedé mudo y no supe qué decir...
me siento más cercano a tu proyecto de hoy, tus fotos me recuerdan una experiencia increíble
que tuve hace años, una experiencia que mi cuñado Kal la documentó con fotografías...

Cuando habité en la sierra con los huicholes (por 1975) me tocó “vivir” la “muerte” de un chamán muy querido y respetado de San Andrés Cohamiata, mi tocayo, un tal Nicolás...
A los cinco días de haber fallecido, estuve en una ceremonia muy íntima, celebrada en su honor por otros chamanes que habían sido sus discípulos... cantaron toda la noche junto al fuego y recibieron la primera luz del sol con sus “muvieris” (tus fotos me recordaron esta ceremonia)... los muvieris son flechas adornadas con plumas de águila y halcón, con ellas curan e invocan a sus Dioses... parecían absorber con estos instrumentos mágicos la primera energía del Padre Sol (te mando una foto de ese amanecer)... la razón de esta ceremonia era esperar la visita de Nicolás, su maestro, que regresaba del inframundo (como el sol en su recorrido nocturno), para visitar a sus amigos después de su largo viaje por el mundo de los muertos, pero Nicolás regresaba convertido en una MOSCA, a compartir con ellos sus alimentos matutinos, ¿qué increíble, no?...
Me emocionó profundamente tu correo.
Un abrazo fuerte.
Nicolás.

lunes, 29 de junio de 2009

Con retraso, carta a Nicolás Echeverría 21-5-09

Cornalera para alejar las sombras. 29-6-09 
  A modo de preámbulo 
Antes de empezar el cuaderno de ruta ya tenia comunicaciones personalizadas que ahora se han abierto a todos aquellos que quieran participar. Algunas de éstas cartas las introduciré si el tema que trato lo reclama. Como estoy hablando de la Ventana de asombro y en ella ha intervenido, involuntariamente, Nicolás Echeverría, creo que viene a cuento publicarla como parte de las memorias. !Fénix tiene infinidad de caminos convergentes!
Hola Nicolás: sigo con los temas de me trae la existencia, La Comella es mi proyecto de vida, la manera de estar en el mundo. No busco la forma mimética, sí el soporte de las ideas germinales, lo hago como parte del compromiso ético y estético, una alianza con la naturaleza. Dentro de mis posibilidades, la propuesta es auxiliarme y conseguir condiciones optimas para la vida, hacerlo con aportación de tierras, recogida de aguas, replantación de árboles y con un discurso metafórico que me una a ella. Últimamente ha sido con la realización de "El pozo del dolor"; una perforación de 180 metros pera dejar caer las aflicciones que nos acosan a todos; también a la tierra. Ya lo hablamos, estás informado, trabajo en la regeneración moral y estética de Fénix, lo hago con el propósito de curarme, de alejar el "mal de la melancolía". Ya hace cuatro meses que sigo el ritual: diez acciones cada día ante la salida del sol. El próximo 4 de junio a las 12 h. presentaré el proyecto en la sala de actos de la Facultad de Belles Arts en Barcelona, estás convidado. 
Fénix... es un trabajo importante para mi, primordial, quizá el que ha de transformarme: ¡así lo espero! Debo sanear mi vida anímica, renacer de nuevo como el ave Fénix. Esta es la idea, hacer un acto de disciplina tantas veces como sea necesario hasta que modifique mi conducta dolorosa, mis hábitos y pensamientos. Sabes que no me mueven las creencias: ir a ver la salida del sol cada día no es una acto de fe, es un acto de perseverancia, una acción disciplinada en el cuerpo de un descreído. Creo en la voluntad personal, en doblegar la pereza del cuerpo que, como todos, busca el reposo para descansar eternamente. Sobretodo busco la aceptación de lo sucedido, no es un tema fácil, la pérdida de un hijo es la mutilación del alma. Me parece una traición salir de la sombra y me consuelo en la oscuridad y la soledad, entonces reacciono: –¡perezoso, indolente! le digo– Cada día una sesión de fotos, 50, 60 ¿? ¡Cada día!. Entre pensamientos cruzados está quedando un buen material, para algunos admirable, para mi, necesario. Será un año de cambio, ¡seguro! Fénix es todavía implume; consta de tres obras en vídeo, dos esculturas de gran formato, y las acciones diarias que ya tienen entidad propia. El trabajo se acabará el 13 de febrero de 2010, el día que nací. Te envío dos fotos de hoy y ya te iré informando. Un abrazo a los artistas mexicano

Desde la piedra de los sucesos.
Rufino mesa. Tarragona 21-5-09

domingo, 28 de junio de 2009

Fénix y la ventana del asombro

El dragón y la cornalera pequeña. 28-6-09

El concepto que contiene el proyecto de Fénix procede de la luz y el color de las auroras, la idea es incorporar en la acción de renacer el despertar del alba. El motivo ya está bien anunciado, la disciplina en la ejecución de un acto, repetirlo tantas veces hasta renacer con el. La ventana del asombro, la que presenta Alcor, es el doloroso memento de ser arrojados al mundo, el tremendo espectáculo de nacer. Esta idea que se abre está unida al proyecto de Real de Catorce por el tema a tratar y por otros motivos, algunos ya descritos

Después de la visita al desierto, de comprobar el vigor de la naturaleza y la dureza del clima que ha de soportar, he modificado algunas actitudes y criterios respecto a ella. Sigo pensando que la intervención que podemos hacer ha de ir en la dirección de hacerle el camino fácil, pienso que la vida se ha de dar en condiciones y en libertad. En el mejor de los casos lo que el hombre puede hacer es no hacer nada, dejarla libre en su destino. Ahora bien, como nosotros también somos naturaleza, como cada acción de cada miembro que la conforma repercute en todos los demás, se hace imposible la no intervención.
No hay que ser inocente, estamos en el mismo mundo y, como en un cuadro, cada color y movimiento repercute en el resultado final de la obra. La sinfonía de la naturaleza está formada también por las disonancias. Hay que ser consciente de la debilidad y robustez del sistema y la labor consiste en luchar para que los equilibrios se mantengan estables.

El encuentro con el desierto de Real de Catorce fue enriquecedor, por muchas cosas, algunas ya explicadas, por el rumbo que ha tomado mi trabajo en La Comella, y especialmente por Fénix o la ciudad del sol. No me canso de recorrer y aprender los senderos de la vida, ¡para mi eso es vivir!

También de conocer personas y sensibilidades, en el camino de la vida encontramos de todo pero lo importante es lo que escoges en el tumulto del mundo. El encuentro me permitió conocer mejor a José Aldrete, él ha sido el inductor y creador de la historia del Jardín del desierto. Con José ya había un trato profesional, nos encontramos por primera vez en Corea del Sur, en un campamento de escultores sudorosos. El sudor no era causado por el trabajo, la humedad y el calor eran tan intensos que se conseguía sin ningún esfuerzo. Sin hacer nada y a la sombra quedabas mojado y escocido. De todos los escultores lo tengo al él muy presente, fue el que mejor llevó el combate, observar y dejar hacer fue su tarea ejemplar.

En el proyecto La ventana del asombro intervienen dos personas más que quiero agradecerles su aportación: Rocío y Nicolás. Rocío era la encargada de la coordinación del encuentro de escultores, la que nos guió en el viaje, nos recogió en el aeropuerto y preparó lo necesario para hacer de la noche en el desierto un encuentro memorable. Su amabilidad y entrega al trabajo sobrepasa las obligaciones del mismo. Me ayudó en la búsqueda de La piedra sola, no fue posible pero igualmente le estoy agradecido.

Conocer a Nicolás Echeverría vino a ser una fortuna. Fue en el marco de una cena en casa de José Aldrete en Ciudad de México, ¡una cena a la inteligencia, a la amabilidad y al gesto fértil. De la infinidad de cosas que se dijeron aquella noche tan sólo unas palabras resuenan con fuerza y las pronunció Nicolás. Explicó un ritual religioso que el pueblo Huichol hace cada año en peregrinación hasta Real de Catorce; es el viaje a Virikuta. De éste hecho espiritual recuerdo cada palabra, pero destaco de todas ellas la puerta imaginaria que el chaman del grupo abre con una pluma en el aire, en el espacio abierto del desierto.

Yo he escrito sobre el agua en múltiples ocasiones, tengo obras con el contenido escrito en ese soporte y en otros parecidos. Aquellas palabras “certifican” que no estoy loco, o bien que somos muchos. Los juegos simbólicos son puertas que nos transportan a otras realidades, ventanas de asombro que ayudan a tomar conciencia de aspectos oscuros para el sentido común. En ocasiones se ha de hacer un gesto incomprensible para llegar a una realidad comprensible. Saludar el sol cada día y decirle: ¡buenos días amor, buenos días! No es otra cosa que estar agradecido a la vida y expresar el reconocimiento de que es él el que nos la regala y la hace posible.

Del feliz encuentro con la puerta imaginaria se afianza en mi trabajo los espacios metafóricos, entre ellos el de Fénix y la ventana del asombro. La piedra sola ya estaba en marcha, el contenido en la Capilla Turkana lo contempla y el tema de Fénix era cuestión de tener un buen equipo para plantearse la posibilidad de hacer un trabajo así. La piedra que mira por la ventana es una metáfora de nuestra condición final, somos piedras solas, seremos ceniza, ¡residuos minerales!

La ventana del asombro es , también, la puerta del cielo de Jacob y la puerta que los Huichol abren de manera simbólica para adentrarse en sus experiencias místicas. El titulo también está unido a un encuentro misterioso con el lugar, semilla y enigma que dejamos ocultos en la piedra sola, el huevo de Fénix.
La ventana del asombro presenta también la grieta que abre la fuerza de la vida, el cactos emergente, la forma sinuosa que se desliza entre la tierra seca, el empuje de un programa invisible que se aviva antes de salir al exterior. Es muy importante visionar esta idea, es la vida la que se asombra ante la luz inicial, ante el espectáculo del nacimiento del sol.
La ventana del asombro son los ojos que observan, la grieta viva, la obertura del sexo femenino, el primer “tragaluz” que nos muestra el mundo. Esta grieta pestañea por un instante, se riega con lágrimas al comprobar el espectáculo sublime que se revela ante nosotros. Es la primera luz que nos cae del cielo, el baño de esperanza que nos brinda cada día el amanecer. A mi entender es tan importante esta mirada que merece la pena tratar la obra como un acto revelador que no agota aquí todas sus expresiones.

Hay que salir a la luz del día, a la claridad abrasadora del sol y recibir los dones y castigos del mundo…

sábado, 27 de junio de 2009

El desierto

Cornalera de sombras menores 27-6-09

La visita a Real de Catorce fue rápida, intensa y memorable. Llegamos al atardecer, el sol se ocultaba y presentaba un paisaje dorado, una vegetación poderosa, casi metálica, agresiva y sensible. Hasta entonces, nada había visto con aquel poder insinuante, con aquella intensidad para evocar momentos y construir recuerdos. Horas más tarde nos cubrió la noche, y el cielo se hizo presente, hundido en la oscuridad y a su vez transparente. Las estrellas eran evocaciones lejanas que llenaban el firmamento de preguntas. Aquella noche se sumó a las noches que guardo en el recuerdo, las de las Planas del Saso en compañía de mi padre, cuando dormíamos en el borguil de paja y nos enseñaba las constelaciones.

La cena fue un preámbulo de los sabores de la noche y la noche, ¡fue de locura! Mientras los chacales aullaban en la lejanía, algunos roncaban en las tiendas y otros preparábamos el rapto de las Sabinas. Todavía me pregunto porqué no dejamos a Curro más suelto y entramos en acción al instante en el sigilo de la noche, el lugar lo pedía a gritos. El cielo se llenó de evocaciones luminosas, los recuerdos se hacían presentes entre los cactos dormidos. Las palmeras erectas como troncos secos, como guerreros cargados de espadas, hacían que el lugar se llenara de presagios. Entre tanto, un escorpión cruzó el círculo que habíamos formado entorno al fuego y Joseph y su compañero, (los orfebres alemanes) hacían alarde de los efectos del peyote. Risas sin cesar en la oscuridad de la noche. El calor de las llamas alimentaba las palabras, los temas de debate, la brillantez de los ejemplos y la fantasía. Los ronquidos y aullidos de los coyotes se sumaban a un silencio que hacia posible sentir el arrastre de ratones y serpientes a cierta distancia.

Yo no pude dormir nada, soy sensible a los cambios y aquella noche havia colmado todas las expectativas. Al despuntar el alba empecé a caminar, a adentrarme en aquella vegetación vigorosa, atravesando laberintos de espinos. El sol no era presente todavía pero llenaba el cielo de una luz intensa, el azul se degradaba hasta llegar en el horizonte al rojo vivo; ni una sola nube, ¡era el cielo de Camala, el pueblo muerto de Pedro Páramo!

Subí montaña arriba hasta coronarla, ¡justo el momento de apuntar el sol en los límites del cielo! Me recordó un amanecer similar en los desiertos de Afganistán en 1975. Una caravana interminable de camellos cargados y mi sombra proyectada en el suelo, formaron el primer autorretrato de la serie. Aquel amanecer no es único, ¡de amaneceres estoy lleno! Cuando era un niño, mi madre nos levantaba a las cinco de la mañana para ir a espigar, teníamos que llegar al campo, (que podían ser kilómetros), antes de la salida del sol; había que hacer el trabajo con la fresca. De todos los amaneceres, el más espectacular lo recuerdo en El Cairo, el día que un taxista loco me llevó a La Ciudad de los muertos y justo en el momento de visitar una casa-tumba, el sol iluminó la ciudad. Si viene a cuento, más adelante publicaré las experiencias en estas páginas.

Vuelvo a Real de Catorce, a la montaña de las agujas y los sables. Desde allí vi un espacio ilimitado, igual en todas las direcciones, la misma vegetación, el mismo referente que se multiplicaba y dejaba presente la potencia de la vida. Desde aquella atalaya constataba que allí no caía ni una gota de agua y cuando lo hacía se evaporaba al instante, las torrenteras eran secas y la roca estaba a flor de piel, no obstante, todo era vivo en derredor.

Al bajar la colina pasé por el lugar donde se construirá el jardín del desierto; más o menos el lugar que ocupará el núcleo del museo. Entre unas palmeras enanas y agresivas encontré un mazo de pelo, una cabellera entera y dorada como el cobre. Era de una mujer joven, quizá adolescente. Llevaba una goma de colores para unir el pelo en una coleta; fue el momento más tenso de todo mi viaje a México y quizá el de mayor incertidumbre en toda mi vida. Pensé mil cosas en un instante; qué podía hacer con aquella llamada. El lugar me dio la solución, allí sólo se podía responder de una manera. Lo cogí y lo até en el extremo de un palo como un triunfo ofrecido a la vida. Lo levante y extendí los brazos todo lo que pude en dirección al sol; la sombra era larga entre las otras sombras. Por un momento pensé en una tragedia, últimamente no puedo evitarlo. Las lágrimas me nublaron los ojos, !últimamente me acuden fácil, no puedo evitarlo!
Con la cabellera atada al palo me dirigí al campamento, cuando llegue mis compañeros estaban almorzando, yo me encontraba feliz y relajado. No acaba aquí la historia, termina una parte del relato que hace referencia al amanecer.
Con aquella ofrenda al sol se inició el camino de hacer un trabajo con los colores de la aurora, con sus efectos y mutaciones, ¡entonces todavía no tenia nombre! Ahora se llama Fénix o la ciudad del sol.

viernes, 26 de junio de 2009

La piedra

Buenos días amor, buenos días. 26-6-09


Comentaba en la memoria del proyecto de Real de Catorce, palabras que me sirven para Alcor, la piedra que tiene la ventana del asombro sublime…

La piedra se desplaza movida por una pregunta, es también la hija de Caín el emigrante y ha de encontrar el centro. El latido interior, el pulso del corazón de la roca espera las conexiones humanas y así permanece. Las contingencias y las permutaciones precisas le harán hablar en silencio el lenguaje de todos los tiempos. En la señal, en la piedra centrada, el lugar se comprime en torno suyo y su gravedad y soledad hace posible la comunión con los hombres.
La ventana del asombro es una metáfora que presenta nuestra llegada a la luz, al tránsito desde la oscuridad y las tinieblas, una respuesta poética a las preguntas que segrega la gravedad de la materia y la incertidumbre de la vida. -
Nada es perecedero, - nos dice la roca en la montaña mientras se desgrana en partículas diminutas. El cactos emblemático tiene cerradas las mandíbulas para que no se escapen partículas de vida de su interior, pero pueden entrar las del agua y los nutrientes del sol.

Como el cactos emblemático, espero la salida del alba, con la boca cerrada y los poros abiertos para que entre la luz.

jueves, 25 de junio de 2009

La ventana del asombro

Nacer de pensamientos oscuros. 25-6-09

Ayer estuve en Vinaroz, fuimos a la inauguración de la exposición de Sebastián Miralles, el escultor del aliento comedido, de la contención y los gestos amables. Con Sebastián tengo una gran amistad y varias afinidades, entre las más destacables, nacimos el mismo año, nos hemos hecho solos y luchamos para estar vivos. Presentaba un conjunto de obras solemnes, de buena factura y materiales que dialogan; celebran la oscuridad y el silencio. –Elogios a la sombra – diría Tanizaky, yo veo el material contraído, casi mudo, que nos lleva por el trayecto oscuro a la reverberación de la luz y a la fascinación. Si se crea complicidad, a la comunicación y al goce estético.
Un grupo de relieves descansaban sobre una línea de palabras, unos versos que dibujan el horizonte y acompañan las formas en un tono delicado, ¡casi marchito!
L’accent amb què dius les coses. El acento con que dices las cosas, era el título de la muestra.
El acento en la palabra, como el tono en la luz es la base misteriosa del discurso...
El tono había sido amortiguado en la palabra y aumentado en la escultura, era asombroso como al leer los versos, encontrabas las obras al paso y se establecía un espacio de silencio tenso, había que dar un paso atrás para contemplar la escultura y entrar en su discurso sin ser absorbido. La palabra es el lugar de encuentro, la obra el encuentro mismo.

Cada obra que retiene la mirada y la llena de incertidumbre por un instante, es una ventana de asombro. Este es un tema que me ocupa cada día a la salida del sol. Celebro el contenido de la muestra, el tono de las palabras y el encuentro entre amigos. Continuo dando ánimos a Sebastián y al hacerlo me animo; ¡esta es una profesión de exploradores y resistentes…!


Piedra sola y ventana del asombro

La ventana del asombro es un proyecto pensado para el Jardín de Esculturas de Real de Catorce. (Estado de San Luis Potosí, México). Es una obra que da continuidad al anteproyecto Piedra sola y forma parte de un grupo de obras realizadas en La Comella. Tarragona. Arquitecturas mínimas, Casas para el olvido, Capilla Turkana, No parlaré mai més, Escucha atentamente, Nsasi piensa entre lirios, Espacio para sentir el firme del suelo…
Los templos del alma son pequeñas arquitecturas que presentan el enigma y ocultan los paisajes de la mente. Son canopes para guardar nuestras incertidumbres y pensamientos, pero, sobre todo, las arquitecturas mínimas son una licencia que me he tomado para reflexionar y sentir la materia; la piedra, la tierra, el agua, el aire, etc. en el espacio donde antes presentaba, mejor dicho, ocultaba las reflexiones.
Piedra sola es una realidad virtual que aguarda ser objetivada, quizá cuando acabe el trabajo de Fénix decida que Alcor, la piedra que me hace de soporte, sea la piedra sola.

Nota después de un año. He construido un estanque para que Alcor se presente flotando sobre las aguas...

miércoles, 24 de junio de 2009

La obra y la luz

Entre los dedos pasa el viento y la luz. 24-6-09


Sólo pensarlo nos llena de asombro; ¡estamos hechos de resonancias de luz! Como un eco se replica su creación en el fondo de cada ser. Nuestros pensamientos son activados por ella; como bolas de villar golpean las dendritas, saltan entre sinapsis y excitan las neuronas. Un escenario de complejidades inusitadas se da en nuestro cerebro cada instante. También en las respuestas que damos, se formula una pregunta, un deseo, y un río de sensaciones riega nuestro cuerpo, nos atraviesa una corriente de emociones que nos deja perplejos, entusiasmados, mohínos, asustados… de todo ello, tan sólo nosotros somos responsables... sí, asi es.
Nosotros; ¡cada ser es responsable de sus actos…! Pero como podemos cargar con un peso así si caminamos como el polen en las manos del viento. Si todavía nuestro entendimiento está gobernado por los instintos, si somos depredadores sanguinarios que buscamos la solución en el exterminio del otro.

Hace siglos que encontraron la solución, instalar una estructura moral externa, un cinturón de acero para la mente, un blindaje para que éste cierre los ojos a la percepción del mundo y detenga su funcionamiento en las normas que le han dictado. Lo interesante de esas normas es que atizan, alimentan los instintos allí donde son más dañinos, la liquidación del enemigo, el cabalgar a lomos de la utopía y el sueño, el dormir en el lecho de la divinidad. No podemos ver lo que nos muestra el mundo, solo podemos comprender aquello que nos han dado como marco para pensar, incluido en los juegos simbólicos.

¡Ay, ay ay... mis manos cansadas, somos ciegos guiados por un topo!

Ver la luz, alimentarse con ella y descansar en el lecho del tiempo es para lo que nos ha dotado la vida. Transitar por ella como las gotas de rocío, como una planta más, tomar lo necesario para que se de en condiciones y colaborar en la simbiosis obligada, es el curso habitual de la naturaleza. Ese giro en el concepto de vivir crea una nueva conciencia humana y cambia el valor de todo; el mundo es mostrado ya que puede ser observado por el placer de serlo, sin ambición ni renunciar al saber y al construir. El objetivo principal ha de ser el proporcionar condiciones optimas para la vida, trabajar para hacernos más humanos y sólo con el objetivo de gozar al contemplar la realidad estética. ¡ Es una fiesta interminable para los sentidos!

Al tomar conciencia de ello, la luz toma cuerpo en la obra, las partículas, las ondas electromagnéticas, los rayos luminosos son la materia con la que trabajo y revelo el cuerpo de Fénix. Los hago existir en el encuentro de cada día, entre sus pequeños impactos y mis sentidos; después, éstos ejecutan sobre el papel las recreaciones que estén en mi mano hacer. En realidad todo es un juego invisible, una sensación inusitada. Percibir la realidad a escala diferente sin instrumental alguno y dejar constancia de lo que has visto como obra, esa es la propuesta.

Alguien podrá decir que es un disparate que esa partículas son imperceptibles y menos sentirlas vibrar en la palma de la mano. ¿Acaso los colores del alba son otra cosa? ¿Acaso la luz y la tiniebla se distinguen por alguna otra razón que no sea por la diferencia de las ondas de luz que la transitan? ¿Acaso el brillo de unos ojos cargados de turbación pueden comunicarse en la oscuridad, no son entonces los rayos estelares los mensajeros de nuestras emociones más recónditas? ¿No es el color de la piel la tintura que lee y deja en el aire los rayos del sol?

martes, 23 de junio de 2009

La luz me presenta el mundo

Tomar lo inalcanzable. 23-6-09

–Para calmar desasosiegos e incertidumbres me he de responder algunas preguntas; ¡es incuestionable que lo haga!– 
La luz me presenta el mundo, son alfileres que cincelan en mi mente, hábiles herramientas que mueve el escultor del tiempo. Este hace filigranas maravillosas, formas que desconozco y se hacen familiares poco apoco, se hacen imagenes, fragmentos del mundo que reconocemos.
Todo lo que pueda pasar ya ha pasado millones de veces, la ley de los cambios es implacable. Hoy mis pensamientos se destilan encima de una piedra fría, un fragmento encallado de la memoria del origen; el “ben ben” egipcio es hoy el big bang, un momento singular donde todo empieza. Yo me encuentro implicado en el devenir, !soy una nuestra más, una historia comprimida de todo el proceso!
Desde el punto de vista de la física la materia y la energía son la misma cosa, la frontera que los separa es la velocidad de la luz al cuadrado. (E=mc2 obtenida en el marco de la Teoría de la Relatividad Restringida. A. Einstein ) Sigamos con la construcción alegórica; ¡es más excitante! La luz nos ha hecho los ojos, quizá también las manos y el don de la palabra. La luz es el rostro visible, el canto audible de la energía; no es sólo una metáfora del entendimiento, es el entendimiento mismo.

Subo a Alcor con decisión y temor, quiero mirar el sol de frente hasta grabar en las pupilas motitas negras. Alcor es la piedra que tiene abiertas las ventanas del asombro y por ellas, me dejo llenar cada mañana con la luz del alba.
¡La ventana del asombro! Un día de estos hablaré del tema, hay un proyecto en marcha para el desierto de Real de Catorce (Estado de San Luis Potosí, México), un lugar donde la vida se da en condiciones duras pero responde con un vigor extraordinario. También tengo una escultura con el mismo nombre en La Comella (Tarragona, España), una matriz vacía que presenta el espacio del nacimiento como el momento más sorprendente que nos presenta la vida.
Las imágenes de la mente no son de piedra, son partículas de luz que han colisionado con la retina de los ojos, han llegado hasta el cerebro y transformado los sentidos; se han devenido en memoria, en recuerdos, “en pesar y dolor”. Son cuantos de luz que centellean y se ubican en la mente, poco a poco se devienen en oscilaciones emocionales. Son una singularidad especial que resuenan como címbalos; cada individuo puede dar testimonio de lo que habita en su interior. Las conocemos ya que ellas nos han hecho como somos; nos alimentamos de ellas y son ellas las que nos presentan la luz de las auroras.
El sol ha salido un instante, rojo intenso entre brumas, una capa densa de nubes ha cargado el cielo de presagios negros, ¡quizá llueva mas tarde!

lunes, 22 de junio de 2009

El lugar de encuentro

Me presento al despuntar el alba. 22-6-09

La luz me despierta cada día, no necesito otro despertador que el pequeño resplandor que se cuela por la rendija de la ventana, el me susurra al oído, ¡buenos días amor, buenos días! De un salto salgo de la cama y me dispongo rápidamente a la faena. Cojo el instrumental fotográfico, lo cargo en la furgoneta y marcho ligero al lugar de encuentro.
Durante los meses del proceso he tenido que cambiar el sitio en varias ocasiones, unas veces por obras en la carretera Tarragona Barcelona, otras porque la evolución del sol situaba la salida detrás de un montículo o quedaba interferido por árboles cercanos, de tal manera que quedaba oculto pero no su resplandor y eso destrozaba las imágenes que quería hacer. Ahora ya he encontrado el emplazamiento definitivo, el paisaje me presenta un abanico completo de los movimientos del sol. El cielo y la tierra se miran en el espejo del mar y la calma de los siglos está presente, !yo soy testimonio!
Es un buen lugar, seguramente lo será para todo el año. Aunque tener la luz frontal siempre es un inconveniente, permite valorar toda la escena sin demasiado contraste. Reúne todas las condiciones previstas en el proyecto, el perfil del horizonte limpio, presencia del mar y la tierra, cercanía de la ciudad, tranquilidad para evitar visitas inoportunas, (aunque a esa horas hay pocas almas activas), dominio del paisaje para valorar el cielo y potenciar la escala de los elementos que intervienen, sucesión de pequeñas montañas que permiten valorar la lejanía y observar las brumas de la mañana, presencia de la actividad humana, una señal sin que predomine demasiado en el tema…
Aunque lo parece, la naturaleza no me ha regalado todo lo que se ve, tuve que ir con la pala escavadora a colocar la piedra en el lugar apropiado, retirar escombros, montículos de tierra, clínex, preservativos y ramas secas, ¡en fin! preparar un poco el terreno, dejar la casa en condiciones de ser habitada. No es un paisaje bucólico, romántico, es un picadero en la periferia de una ciudad pequeña, donde las vallas y los cortes en la tierra presentan signos evidentes de la mano irreverente de la modernidad.
Debido a que sitúo la cámara a contraluz y quiero valorar la acción que hago, acompaño a cada toma con un toque de luz de flash. Dos terceras partes de lo que pide el fotómetro aproximadamente; a veces menos, a veces más... La verdad es que se crea una situación estresante, llena de incertidumbre. He de cambiar los parámetros de la cámara constantemente. A veces veo los cambios de luz a simple vista y dedico a los ajustes de diafragma y obturación un tiempo que me gustaría tener para la contemplación.
¡Es apasionante! la luz me despierta y me revela el mundo cada día. Para ello he de medirla y valorarla en términos expresivos, soy escultor y la materia es siempre el cuerpo de la obra, en muchas ocasiones es la obra. Yo casi no hago nada, dejo en su interior un susurro y con eso basta... Aquí es igual, la materia de la obra es la luz. Yo quiero documentar las acciones, el testimonio de mis actos, mi compromiso personal y también, la luz que trae la aurora. No deseo hacer fotografía, ¡no soy fotógrafo! Aunque ha sido un recurso expresivo habitual desde que tenía veinte años y soy profesor de fotografía, ¡no soy fotógrafo! soy escultor o, mejor dicho, soy archivero y dejo en el interior de la materia los secretos que me revela el mundo.

domingo, 21 de junio de 2009

Los rayos de luz cimbran mis emociones

Tomo con la derecha y lo dejo con la izquierda. 21-6-09


¡Demasiado complejo, necesito otra vida para entenderlo y otra más para explicarlo! Tomo los rayos del sol con la mano derecha y noto como cimbran mis emociones, soy atravesado por un haz excitante que discurre rápidamente hacia la mano izquierda y por ella los dejo ir, ¡es un raudal de sensaciones! ¡Adiós, adiós amados! –Les digo– , ¡Adiós, adiós amados!
Allí donde caen las hierbas crecen con fuerza, quién lo diría, !qué poder desarrolla un gesto tan liviano! Son el almuerzo de Fénix, las gotas de rocío que avivan la tierra.
Vuelvo a representar el mismo acto, ahora invirtiendo el movimiento de los brazos. Es la mano derecha la que toma del suelo su aliento, la que trae los mismos rayos estelares que han pasado por su cuerpo de niebla y en un viaje ascendente y cruzado sale por la izquierda, es una jácara que dirijo al cielo.
Me siento en un cruce de caminos, soy una contingencia diminuta en los avatares del cosmos, pero puedo pensar en sus maniobras, en sus juegos misteriosos. Soy testimonio de su indiferencia y de sus terribles consecuencias. Consciente de la complejidad del mundo dejo que transiten sus efectos en una diagonal imaginaria, una sensación que me atraviesa en las dos direcciones, sólo es eso y con ello me siento reconfortado.
Me asombran sus mecanismos imprevisibles y este hecho me llena de incertidumbre y pánico; tiemblo como las hojas movidas por la brisa, es una sensación leve que pasa en un instante. Su belleza no tiene límites, me colma todos los anhelos estéticos. También en la vida quedo conforme, lleno de júbilo y gratitud, ¡tan sólo por un instante!
El tiempo es incomprensible y sin forma, pero es un rostro invisible de las diversas máscaras de la realidad. Los cambios que contemplo son incesantes, existen ya que los pienso, se dan y generan variaciones súbitas, se cuelan entre los dedos como alfileres y me dejan señales imborrables. Cada segundo que pasa dibuja en mi rostro; como la tierra, es la suma de todos los instantes. Todos los rostros pasados se han solapado en el que hoy presento.
También se muestra en la piedra que elevo ante el sol; es un espejo pequeño una caja de calcio y tiempo macerado. Antes fue un racimo de coral, una vida protegida con un vestido de caracola, ahora es piedra que me ayuda a detener los rayos del sol. Un proyectil que amenaza con romper los instantes en un estampido certero. Elevo la piedra para romper el hechizo de la noche. Tengo entre las manos una réplica comprimida de los hijos del sol, ¡es un hecho misterioso que me llena de asombro!
Por descuido la dejo caer sobre mi pié, al instante, el dolor llena todo mi cuerpo, una reacción inusitada me transforma en cólera vivificada, en ráfagas de furor y abandono. Las lágrimas caen por la mejilla, me siendo desamparado y solo…; ¡ya esta! el calor acude como un bálsamo delicioso, ¡ya ha pasando! He sido víctima de las leyes de la gravedad, eso es todo. Cada día me siento más fuerte, cada día me acosa más el miedo. Busco con ánimo las puertas de la reconciliación y me encuentro desorientado en los corredores de un laberinto interminable.
¿Cuándo vendrán los días calmados y podré tener la serenidad de la piedra?
Soy custodio del secreto que alzo como un disco de oro y no se lo que contiene…

sábado, 20 de junio de 2009

Tomo del cielo aquello que dejo en la tierra.

Tomo con la izquierda, lo dejo con la derecha

Tomo del cielo aquello que dejo en la tierra.
Después de ahuyentar la tinieblas, las gotas de rocío caen en mi mano como pequeños dardos; ¡son alimento para los sentidos! También lo son para algunas plantas, forman el baño matutino para las hojas, las lavan y las despiertan del sueño vegetal; el tiempo de ayuno ha terminado y hay que lucir los colores que viste la piel de la tierra ¡alimentarse de verde!. A su vez los rayos estelares, las partículas diminutas, los neutrinos, nos atraviesan sin cesar y las manos del sol dejan sobre las hojas el alimento para otras vidas. Nos estamos devorando los unos a los otro en una bacanal sin tregua y es el sol el que regala el fermento del festín.
El despertar calmado se une a la rueda de los cambios, el tiempo es irreversible, los seres vivos siempre vamos ciegos, anhelantes, guiados por leyes que intentamos presentar pero que desconocemos. Así nos encontramos uncidos a las cadenas intangibles del mundo, a los lazos invisibles que unifican las leyes universales. Las cuerdas estelares cimbran dentro de nosotros, somos inexistentes para ellas y nos perforan a cada instante en un acoplamiento universal. ¡Sólo en pensarlo dan escalofríos!

Ayer tuve un sueño terrible
Nada puede pensarse más doloroso

Hoy el sol me ha lavado el ánimo
Para poder seguir tamizando los rayos de luz

En ellos he encontrado la fisura
Por donde marcharé sin miedos

Tomo del cielo aquello que dejo en la tierra, lo hacemos todos, nada podemos llevarnos excepto las experiencias; !quimeras y sueños que son borrados en un instante! Este es el fenómeno más asombroso, pensar y con ello, estremecer nuestro cuerpo, teñirlo con una emoción profunda y a su vez, constatar como todo desaparece. El mundo nos sobrecoge, somos plantas tiernas que han desarrollado sensores para detectar el lenguaje de la materia, sus humores y sus cambios. Los principios de lectura se ciñen en los ojos, en la boca, en los oídos… !Somos lo que sentimos, un nido de emociones fermentando constantemente!
En los poros de la piel se tañen manojos de luz y retumban en los sentidos haciendo del mundo una caja de misterio, una puerta que se abre a cada instante con nuevas revelaciones. Nos llenamos de asombro y al mismo tiempo nos damos cuenta de que estamos creando respuestas; somos autores de la pregunta y de la respuesta. El mundo está formado por nuestras recreaciones, nada mas que eso. ¡Ilusiones que se desvanecen!
No podemos dejar un testamento espiritual, una urna que guarde lo que hemos sentido. Nuestras dudas, nuestras observaciones y emociones mueren con nosotros, sólo podemos dejar palabras y objetos que después son mal interpretados y conllevan la confusión y, quizá, “la conjura de los necios”. ¡Lo mejor que podemos hacer es enterrar nuestras observaciones con nosotros…!
Partículas diminutas, mensajeros cósmicos nos llegan en todas las direcciones. Nuestro cuerpo no opone resistencia alguna, la tierra tampoco; atravesados por agujas finas, nos hacemos partícipes de las leyes universales, de los juegos generales de la materia, de las performances de la energía. Somos hijos de ella y el pensamiento es una más de sus creaciones. Los sueños terribles son las voces de las tinieblas que nos encadenan, por ello he de ahuyentarlas cada día…

La cornalera


Ahuyento las tinieblas


Encaramado en Alcor actúo con precisión en el devenir de los cambios, son diez pasos que he de hacer con un instrumental sencillo. Pienso que es el momento, los instantes pasan y las sombras huyen hacia poniente. Tomo un palo ganchudo y lo agito de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Ahuyento las sombras estirando los brazos y girándolo con mesura y fuerza. Es como un cuerno de reno, como un arpón múltiple sin aderezos. Estaba tirado en el suelo, desvencijado y carcomido. Se hallaba perdido en el caos de mi mente y ahora está a punto de tener nombre; le llamaré la “Cornalera” y es el arma que aré servir para mitigar el miedo, el instrumento para amenazar y defenderme… ¿contra qué?
He puesto nombre a una rama seca; ¡ahora es un arma entre las manos! Nada puede ser más verdad que ese instante; las luces cambian ¡precipitadamente cambian!. Las sombras se iluminan, los colores aparecen, la tierra toma el color que dan sentido a los ojos, la vida se hace posible en un escenario tan variado, se da generosamente y canta una jácara interminable, ¡también para los vencidos!

Por el este llega mi aliento
Fundido en los destellos del sol
Si vas a poniente en su camino
Jamás te faltará luz en los ojos
Ni sentirás cansados los pies.

También por las cimas del este
Llegan torrentes de esperanza
!Vamos a enjuagar el pecho
Con un baño de partículas azules!
¡Es el momento de renacer,
de asombrarnos como niños!

En pocos minutos las brumas han desaparecido, los azules profundos han dado paso a los tonos cálidos, la nubes invisibles se han hecho presentes, ahora son formas en el cielo y figuran rebaños paciendo placenteramente, sin dudarlo un instante pienso, “son creaciones de la mente! Todo se describe con claridad entre los cambios rápidos, cada instante muestra su propia realidad y, a su vez, presenta una forma estable, intemporal, eterna. El sol ha nacido una vez más, ya lleva más de 5 mil millones de años en ese deambular sin pausa. Riega la tierra con racimos verdes y los océanos de fitoplancton, no hay que atropellarse, ¡hay comida para todos!
Una y otra vez actúo, subo y bajo de Alcor, entro y salgo del asombro; de aquel lugar que tiene abiertas las ventanas en todas las direcciones. Con la cornalera hago giros precisos, ¡ahuyento las tinieblas!

jueves, 18 de junio de 2009


"Alcor" y el aleteo de los instantes

!Buenos días amor, buenos días!

Hablar solo al despuntar el alba, canturrear como los campesinos, susurrar entre las sombras, es acoplarse a la naturaleza como lo hacen las aves, los grillos y las orquídeas... Es un momento mágico, todo invita a despertar y la vida entona jácaras misteriosas. No tiene sentido callar y encadenar los sentimientos, ¡hay que cantar para estar vivo!
Hola, –le digo al devenir en el mejor tono– Hola a la brisa de la mañana, al resplandor que dibuja el horizonte, al perfume que desprende el nuevo día; es asombroso, todo se despierta al mismo tiempo. Eso me pasa cada día, lo afirmo sin temor a parecer afectado, teatral. Yo el escultor que modela la tristeza, el descreído y sumido en la melancolía permanente... !Mi ánimo esta cambiando! el otro día me quité la ropa y las máscaras para estar presentable y desnudo, 61 años y le dije al asomarse el alba, ¡buenos días amor, buenos días!

Hoy no quiero hablar del mito, creo que tendré que trabajarlo un poco más adelante, buscar en la literatura, la pintura, la música, etc. Ahora he de explicar que es lo que hago encima de la piedra, entonar las jácaras y dar formato a cada una de las acciones.

El nuevo Fénix ha de revelarse lentamente, se ha de formular en mi mente y todavía no conozco el nuevo rostro, cuando lo encuentre lo reconoceré. Como es una historia increíble deseo unirla al nuevo paradigma. He de hacer visible los soportes del pensamiento actual para que la nueva imagen tenga sentido. Encuentro apasionante incorporar términos de física para formular el mito y encuentro divertido inventar su nuevo rostro y ritual y, especialmente, quiero ensayar nuevos caminos para su comprensión y recreación. Sobretodo lo que deseo es utilizar un lenguaje evocador que invite a los lectores a ver el sol, a curarse los ojos y la mente con sus rayos nutricios.

Encima de la piedra abro la puerta de la eternidad, no es un disparate, la piedra es un fragmento frío del período original del mundo, luego el espacio que presenta es la entrada a un estado metafórico, un canto modulado con la luz que nos une al primer sollozo; el del nacimiento del universo.
Encima de ella todo se hace posible, el tiempo se ha formulado, se ha enfriado como un cadáver estelar y se ha devenido en piedra. Las acciones que realizo sobre ella son el resultado de mutaciones incontables, una contingencia débil que hace posible que un ser vivo le diga al sol al despuntar el alba; ¡buenos días amor, buenos días!
Es una circunstancia increíble, pero cierta… !yo soy testimonio!

La piedra no es un sillar de templo, no es un fragmento de montaña sagrada, es una piedra cargada de pasado y hoy es la piedra que soporta las ideas. Ella es indiferente a nuestro relato pero su palpitar interior esta sincronizado con el mío; los dos estamos hilvanados en una trama invisible. Sabemos que en ella duerme replegado el relato de todos los tiempos y que ahora, tras los actos que soporta, ha de contener el nombre. Aunque no lo sepa, ya es una piedra humanizada. “Alcor” liviano que hace de soporte de la voz y el gesto; desde hoy le llamaré “Alcor”.

miércoles, 17 de junio de 2009

Como el sol entre las manos

El alma de Kaschei.

"El pájaro de fuego". Obra de Mikhail Igor Stravinsky
A principios del siglo, (1910), y por encargo del industrial Fokine, Igor Stravinsky tomó un libreto basado en la mitología rusa para componer la música de su primer ballet, “El pájaro de fuego”.

La obra comienza en la noche cargada de oscuridad bajo la sombra aterradora de un mago llamado Kaschei, un brujo de las tinieblas y las fuerzas del mal. Este temible personaje, de poderes diabólicos, ha convertido en piedra a doce caballeros y ha hechizado a trece princesas, las cuales, por la noche danzan dulcemente en su jardín encantado lleno de frutos de oro. Durante el día ellas también se convierten en estatuas frías. La única forma de revertir los hechizos consiste en matar a Kaschei, pero éste tiene poderes que le hacen casi inmortal. Su cuerpo es independiente de su alma. El alma la tiene oculta en el interior de un huevo, el cual está protegido en el interior de un cofre de acero. (Un caso similar a las ocultaciones, las esculturas que tengo en La Comella) Ese es su punto débil, la espita por donde le llega la muerte; para acabar con los hechizos de Kaschei, hay que destruir el huevo que contiene su alma.
El príncipe Iván, sale un día de caza, es de noche y sin advertirlo se adentra en el jardín embrujado de Kastchei (le llaman popularmente “el malvado”, “el Inmortal”). De improviso, aparece un pájaro de plumaje dorado, resplandeciente, el cual llena el aire de las más bellas canciones. Iván le acosa y tras grandes esfuerzos logra apresarlo con mucha prudencia. El pájaro le suplica que lo deje en libertad; conmovido por su voz y belleza lo libera. Agradecido éste, le obsequia a cambio con una de sus plumas. Iván continua por el bosque y descubre a las trece princesas que retozan y ríen de felicidad. En el juego se lanzan manzanas de oro, frutos que toman de un árbol del jardín de Kastchei. Iván queda enamorado al instante de la princesa más hermosa, quien, a su vez, le corresponde. Al alba, los ogros servidores de Kastchei, las garras de las tinieblas, hacen prisionero al joven Iván, al que el brujo quiere convertir en piedra y hacer de su corazón un mineral frío. Cuando están a punto de conseguirlo, el príncipe coge la pluma que le había dado el pájaro de fuego y lo invoca agitándola en el aire. El pájaro acude al instante y con su canto dulce y luminoso hechiza al séquito del brujo. Sin embargo, pronto los monstruos se recobran y se lanzan a una danza infernal de truenos y sombras que los deja exhaustos. El pájaro interviene de nuevo con nuevas melodías y destellos que consiguen adormecer a Kastchei. Después, revela al príncipe Ivan que el maligno tiene vigilada su alma dentro de un huevo. Kastchei despierta de súbito, pero Iván ya tiene el huevo en alto (como la piedra que levanto en el lugar de encuentro), predispuesto y valeroso lo estrella contra el suelo haciéndolo añicos. El brujo y todo su séquito desaparecen para siempre entre el polvo y la oscuridad. Lentamente se elevan los dulces colores de la aurora, ¡las tinieblas y el dolor desaparecen; el pájaro de fuego vuela hacia poniente y siembra aliento para la vida!
La narración acaba con el despertar de los caballeros petrificados; ¡el tiempo mineral y sombrío ha terminado! Como no podía ser de otra manera, el príncipe y la princesa celebran su boda... El sol sigue su trayecto, el pájaro de fuego se ha hecho invisible otra vez; se disuelve fundido en la luz; ¡como aliento celeste entre los rayos del sol desaparece!
Entre los sueños de niño; así terminan las cosas si terminan bien…

martes, 16 de junio de 2009

!Buenos días amor, buenos días! 16-6-09

Aclaraciones conceptuales sobre Fénix

Hoy el cielo ha sido transparente, claro y generoso. Entre susurros me he dicho… –todo lo que ves en el cielo esta ahí porque es posible, lo difícil es saber lo que ves…–
Entonces he hablado como ausente, ahora en voz alta, –antes de continuar con tus “acciones” has de hacer alguna aclaración sobre lo que haces, de lo contrario puedes crear mucha confusión dentro de las ya confundidas mentes humanas –
Así que hoy voy ha intentar dejar algunas cosas en su lugar, quizá le quite misterio al trabajo pero mi intención es darle el que yo percibo cada mañana. Si lo consigo, será un servicio útil, sino, será un intento de hacerme, de iluminar los ojos que me acompañan.
El ritual que cada día le dedico a Fénix no tiene ninguna dirección religiosa establecida y si tiene alguna connotación es debido a que las religiones han tomado de la naturaleza lo mismo que yo para hacer escultura o expresarme en cualquier otro soporte. Yo actúo como un estudioso de los secretos del mundo, observo el lenguaje de la naturaleza y lo incorporo a mi patrimonio personal, actúo dentro del marco de “La nueva alianza” que presentó Ilya Prigogine.
Todo es sencillo dentro de la urna de complejidades, basta ver el hilo de los cambios y aceptarlos como son. En ningún caso pretendo hacer uso de mis observaciones para beneficiarme ni hacer un nido de acólitos. La alianza en La Comella es un compromiso doloroso, un esfuerzo físico considerable que me deja agotado, pero deseo ayudar a que la vida se de aquí en condiciones favorables y unirme a sus procesos de manera consciente. No deseo otra cosa que la de encontrarme en los engranajes sutiles del devenir y dejarme ir en el trayecto descubriendo los paisajes del camino trazado. Soy un agente activo que administra la vida y la muerte con la responsabilidad que me es dada; ¡nada me es ajeno!
En otro tiempo, a éstos personajes se les llamaba demiurgos, chamanes, brujos, etc… sus invocaciones tenían un cierto poder; sobre todo en las creencias de la comunidad donde actuaban. Yo estoy solo y el poder lo ejerzo sobre mi, si alguien encuentra alguna cosa útil, se la doy y le aconsejo que haga el mismo camino que he realizado yo, que observe el aleteo del mundo y crezca con él.
Mis pesquisas llevan mas treinta años en marcha y confieso que no siempre han estado en su lugar. En los últimos años, con la restauración de la Comella, el trabajo ha tomado un sesgo más preciso; la naturaleza y el universo que la soporta es la base de mi enfoque conceptual. El mundo es un envoltorio sorprendente que nos invita ha revelar su contenido. Ahí me encuentro atrapado y asombrado, soy feliz en esa circunstancia tan llena de incertidumbre y me esfuerzo en comprender lo siguiente.

• El misterio que desprende el mundo al revelarse, realidad que queda oculta en su eterna presencia y a su vez en sus rápidas transformaciones.
• La fascinación que causa su belleza y grandiosidad. El asombro que origina el perfil del devenir en la antesala de los cambios.
• Lo terrible que resultan sus efectos. De ahí, la conciencia del dolor, el miedo amenazante, especialmente la muerte y la incertidumbre en la existencia.

Es tan grande el espectáculo del universo, tan abrumadora su presencia, que hemos tenido que crear una realidad a medida, una obra a nuestra comprensión para soportarlo, para digerirlo y entenderlo. Con todo ello hemos hecho un universo de palabras, de fotografías, de pinturas, de creencias y teorías para hacer soportable su grandiosidad, para mitigar el poder terrible que establece sobre nosotros. Todo esto que escribo no nos aclara nada, no soluciona ningún nivel de perplejidad, ¡no es nada! Son cuatro palabras para describir lo que pende sobre mi cabeza cada día a la salida del sol, ¡no se como puedo soportarlo! Bueno, intuyo que si se, en el fondo es una representación más, un intento más de ver el mundo encima de una piedra.
Ahora aclaro la intención del texto. No estoy haciendo teatro, ¡que quede este punto bien fijado! no es teatro ya que no hay entradas ni espectadores, ni aplausos, ni gloria ni guión, ni telón de fondo. ¡Solo yo ante la faz del mundo! En ocasiones me pongo a llorar, otras salto de alegría, una veces las nubes me acompañan con historias ya aprendidas, pero yo se que son trampas de mi mente. El cielo es indiferente a mi dolor, estoy solo bajo la inmensidad y todo el peso del universo cae sobre mi como la piedra que pende en Glíptica. Lo sorprendente de la experiencia de Fénix es que no me siento amenazado, me encuentro en un espacio neutro, entre la realidad y la representación. Nada es premeditado excepto los pasos que doy en el escenario, que es la piedra que me soporta. El resto, el fondo que forma el cielo, el espectáculo de colores, el fresco de la mañana, todo respira el aliento del origen del mundo. Yo soy consciente de ello y eso me llena de asombro y de temor, hoy me he puesto a temblar como un niño aterido de frío. La piedra que pende sobre mi se eleva, está equidistante, se presenta con actitud regia, hierática, serena y ausente. No amenaza con aplastarme, por eso le digo cada día… ¡Buenos días amor, buenos días…!
En ese instante no le temo. En la acción que le sigue dejo en libertad un instinto que no se cual es el origen. Yo si le amenazo, tomo un palo o una piedra y le amenazo. Es tal el furor que nace en mi que le puedo descargar un golpe en el rostro y eclipsarlo en un instante, él ha hecho nacer en mi una semilla de rebeldía. Nadie sabe las cosas que ha hecho, el también las ignora, en el fondo es una peonza tambaleante que gira en espiral, es un grano de mijo en el medio de una galaxia que hace nacer "criaturas" como el sol a cada instante. Cuando pienso esto encima de la piedra me arropo entre temores, me cubro de asombro, me inunda el misterio del mundo, y en ocasiones el terror paraliza mis actos por un instante, ¡tan sólo por un instante!. He de seguir el juego, la iniciación al saber. Quiero saber lo que nadie me puede explicar, sólo yo tengo ojos para ver el espectáculo que se despliega ante mi cada mañana...
No basta con saber los mecanismos del mundo, también tenemos que conocer su realidad estética, los efectos que causa en nuestro pensamiento, en nuestras emociones y en nuestros sentidos. Si el sol es un grano de mijo, ¿yo qué soy encima de esta piedra armado con un palo y en actitud amenazante? Esa es la pregunta que me llena de asombro, ¡es la pregunta de hoy…!

lunes, 15 de junio de 2009

Te espero en actitud amenazante

Fénix llenaba huecos de incertidumbre y abría puertas de ilusión

De ninguna manera tenemos que concluir en que el pensamiento primitivo era ilusorio, infantil y fantasioso. Me llena de asombro la capacidad que tenían para observar y llegar a conclusiones de un gran poder evocador y práctico; sus conclusiones son siempre empíricas.
En la naturaleza, el principio de renacimiento es una constante en las plantas y en las personas, en su proceso aparece la figura de la eterna repetición. En invierno descansan las semillas bajo tierra pero en la primavera la vida vuelve a despertarlas y surgen con todo su esplendor. La naturaleza también muere cíclicamente, renace o resucita cuando las condiciones solares abren un nuevo ciclo. La visión de éstas evoluciones en tiempos primitivos, especialmente agrarios, les enseñó que la tierra es la madre y el lecho de la vida. Las diosas de la fertilidad son representaciones a escala humana de ésta observación y a su vez es la constatación de que el universo entero se reproduce en nosotros; somos como un espejo en el cual podemos ver el mundo. La tierra está unida con los fenómenos del cielo; no puede ser de otra manera, está hilvanada con las fuerzas celestes. De él cae la lluvia que la fertiliza y en él transita el sol que nos calienta y la luna que ejerce poderes misteriosos sobre la vida. La visión de los procesos naturales, de sus creaciones y evoluciones, nos ha hecho conocer y entender que la tierra es matriz de todo lo viviente. También que es el nido de la muerte y es la base substancial para que de ella brote la vida.
La materia primordial es lodo de camposanto, del caldo primigenio, de la pecina fermentada proviene la vida y con ella el hombre, el cual, como todo lo vivo, a la tierra retornara para el descanso final y allí vuelve a formar parte del tamo germinal, del barro fértil de la nueva vida. Visto así es una historia inocente; hoy hay que llamarle moléculas, algas verde-azules, protozoos, células nerviosas, agrupación y al final de nuestro pensamiento, distribución de funciones mentales que observa el mundo y lo hace presente. Contra esta observación se presenta la creencia recogida en el Talmud, después por la Biblia y nos dice que del "barro" fue creado un solo hombre para ser progenitor de todas las generaciones posteriores.
El Ave Fénix se afianza como arquetipo y como leyenda nacida en la noche de los siglos, bella como una esperanza de inmortalidad, los colores de la aurora son siempre diferentes y, a su vez, significan el triunfo de la fuerza generadora de todos los cambios, la fascinación de lo nuevo sobre las tinieblas, la devastación y la muerte. Tenemos que pensar que si una evocación de éste nivel puede vencer el desasosiego, la melancolía y la incertidumbre, nos está llevando a renacer de nuestras propias cenizas, cada día. De esta manera podemos saludar el amanecer y escuchar la dulce canción que brinda la vida al sol, notar como los rayos solares nos atraviesan de gozo y nos dan el calor que hace florecer los sentimientos, las emociones y las experiencias. Esta idea de las mutaciones de la naturaleza y el hermoso canto del mito del Ave Fénix, hace del tema una de la fuentes mas asombrosas de la creación. Así no es de extrañar que el poeta Ovidio en su Metamorfosis, se haya servido de ella para explicar la Resurrección de la carne. El mito separa las cortinas de lo esperado y anhelado cuando la incertidumbre aprieta, así se abre la caja de lo ilusorio, se cierra los imponderables del infortunio y convivimos con un mundo sensible a las demandas prodigiosas. Fénix es tan sólo una leyenda pero llena huecos de dolor y nos deja sosegados en las puertas de la esperanza…

Fénis o la Ciudad del sol

domingo, 14 de junio de 2009

Ahora he de ahuyentar las tinieblas

Preámbulo

Vengo de las noches más tristes, ya han hecho en mi una llaga imborrable. He pasado por las sombras interminables en el trayecto del sol, ahora he de ahuyentar las tinieblas. Camino y miro adelante, cada día me encuentro con los colores del alba, en ellos encuentro aliento para una vida renovada, -–¡hay que luchar para estar vivo!– Así susurro al despuntar el alba.
Con la historia de Fénix o La Ciudad del Sol quiero dejar expuesta una idea que espero que alguien con más conocimiento y con mas tiempo la desarrolle con habilidad y capacidad seductora. Pienso que merece la pena esclarecer los símbolos de nuestro pasado y refundarlos en el presente.
En la historia de las religiones y mitologías se han creado relaciones simbólicas entre diferentes figuras de carácter misterioso, terrible, "sagrado". En ocasiones las cualidades de determinado animal, planta, piedra o montaña, sirve para encontrar explicación al misterio generado por una situación inexplicable. Cuando se encuentra un nexo común entre las relaciones provocadas por pequeños fenómenos observables y grandes acontecimientos inexplicables y se repara que esa es la clave para descifrar el enigma, algo importante se revela ante nosotros. Con el nuevo razonamiento ya podemos soportar las ideas en una trama ordenada y aliviar así el desasosiego y la incertidumbre.
Las conclusiones espirituales siempre nos llenan de asombro y tenemos la impresión de que hemos sido asistidos por una solución inspirada. En este caso quiero desarrollar mi feliz encuentro con el sol y unirlo a los símbolos antiguos, el escarabajo pelotero, el ave Fénix y la imagen de la resurrección de Jesús. Todo ello para entender el nacimiento del sol como la autentica renovación, (no resurrección) ya que en los brazos de la aurora nada es igual bajo las vigas del cielo. El cambio continuo de los acontecimientos, unidos a los ciclos que nos expone, nos hace sentir renacidos entre las brumas del alba, ¡cada día!. Este es el trabajo que estoy desarrollando bajo la idea de Fénix . Un año observando y haciendo diez acciones ante las luces y las sombras del amanecer.
Antes de llegar a ninguna conclusión al respecto del renacimiento, empiezo negando el principio de fe para averiguar cualquier cosa, ese es el camino para engañarnos. En cuestiones estéticas puede entrar todo, pero no el engaño. Puedes estar equivocado pero nunca engañarte y crear historias interesadas. Afirmo el valor de la observación, la confrontación y la voluntad de llegar hasta donde las fuerzas nos ayuden.
Hoy puedo afirmar que Fénix está disuelto entre los efectos de la aurora, en los cambios que nos somete cada día al ahuyentar la luz hacia poniente, ahí está su autentico escenario de representación y cambio, su aparente renacimiento. “Renacemos” porque somos parte de la vida y en el rodar de los cambios encontramos también el lecho de la muerte, !es ineludible! Pero en esta circunstancia se basan las creencias de una resurrección posible. Ahora bien, podemos constatar la transformación permanente, la simbiosis de unas formas de vida que alimentan a otras. El inicio de esa gigantesca rueda nutricia de vida y muerte, está en la energía que desprende el sol. Él crea la vida y la alimenta sin dañar a nadie, ese es Fénix, el que se alimenta de gotas de rocío sin coste de vida alguna. Él sólo acumula circunstancias favorables en este momento, quizá más adelante será el que dejará todo listo y a punto de empezar.
Celebro con alegría la sabiduría de algunas personas, su luz nos ilumina durante muchos años… También la de aquel copista que escribió sobre pergamino que Fénix comía gotas de rocío, lo leí en un manuscrito en la biblioteca del convento de los dominicos, justo delante de donde el maestro Toledo tiene el centro de grabado en Oaxaca, (México). Me asombra su poder evocador, comer gotas de rocío y excretar perlas diminutas…Una verdad no anula la otra, pero la verdad poética…, toca los postigos del misterio y quedan los oídos llenos de cascabeles.
Quizá Fénix no es un ave sagrada, ni una garza divina; es un mito que nace de la fantasía, y también, una estrella que se consume sola, y, en su digestión limitada, ahora hace posible la vida en la tierra. Pero los sabios antiguos que vieron en la aurora la formación y el nacimiento de fénix fueron geniales. Son mi herencia predilecta, ¡gracias, gracias, les digo! Una y otra vez y no me canso nunca. Tomo con placer su testimonio y lo hago mío, todo mi trabajo es una mirada desde hoy a sus ojos. Yo veo cada día el pájaro como se eleva y a su vez, como el resto de las aves empiezan su canto, es la sinfonía del despertar a la vida, una autentica epifanía de la realidad. Para algunos una cursilería, prefieren el trepidar del asfalto, el retumbar de los cañones, quizá las chimeneas humeantes. Yo pienso que hay que pisar el suelo y sentir su firmeza con el corazón del mundo. La tierra es pequeña, en el universo, menor que un grano de mijo, pequeña y débil, pero es nuestro hogar y hay que tener la casa limpia y en orden… ¡que difícil es hacer llegar este mensaje! Lo curioso es que ahora muchos empiezan a vivir del mensaje… ¿estamos ante una nueva religión? Es la pregunta del día…
Sobre el tema del alma ya entraré a hablar de ello mas adelante, es el trabajo oculto en muchas de mis esculturas. Es un tema que me apasiona y pensar que me ubico en los sentidos y sólo en ellos me encuentro, es un reto para explicar en media cuartilla.

Tradición romana

Las virtudes de Fénix la heredan los romanos de los griegos y egipcios. La fuente narrativa más singular es la que ofrece Herodoto que vivió entre el 484 y el 425 a. C. (Los nueve libros de la historia es un gran tesoro de la memoria antigua. Libro II, Euterpe / 73). La nombra Luciano, Ovidio, Séneca y Plinio entre otros escritores romanos...

Para Claudio Claudiano, quizá el último de los poetas remarcables de roma, S. IV d.C. dice que –"es un ave igual a los dioses celestes, compite con las estrellas en su forma de vida y en la duración de su existencia, vence el curso del tiempo con el renacer de sus miembros. No sacia su hambre comiendo ni apaga su sed con fuente alguna"– En términos similares dice que habita en un lugar distante, seguramente en oriente que es el lugar de la bienaventuranza y donde dicen estuvo el paraíso. Quizá su morada pueda ser las riberas del Nilo, el viejo país de Horus.
Expone con elocuéncia que Fénix es un ave misteriosa que se funde con el sol. Es de enorme tamaño, cuyas plumas de oro bañadas de rojos y anaranjados la distinguen de las demás aves. Su plumaje es de un rojo encendido como el azafrán, cubre sus hombros, pecho, cabeza y cuello con los rayos del sol. Lo que más sobresale en su hermosura es la cresta que lleva en la cabeza; dos plumas alargadas terminadas con una estrella de luz potente que alumbra las tinieblas.
Claudio Claudiano aporta una mirada moderna y poética al mito y lo compara con dos jacintos azules, de los que sale una llama, con los que canta y saluda al sol.


Nota: Claudian. Traducción al ingles por: Maurice Platnauer II volúmenes. Págs. 223-hasta la 231.

Cambrige, Massachussets. Harvard University Press. Wiliams Heinemann LTD Londres 1972


Su alusión a las águilas es posiblemente que sea errónea, el águila se asocia a la habilidad, el valor y la fuerza, no a poderes mágicos y genésicos. Los romanos hacían servir el águila como símbolo imperial y de ellos se ha difundido en la imaginería occidental y ha sido el animal totémico en la mayoría de los imperios creados en Europa. En época post-romana es frecuente encontrar representaciones de Fénix con forma de águila, pero en la antigüedad es rara la alusión asociada a este animal. Hay que esperar a la época romanizada para encontrar alguna mención entre el águila y el principio de la creación. (Ver tradición cristiana)
Igual que Benu, medito que hacer y que no hacer...

sábado, 13 de junio de 2009

Tradición egipcia

Textos procedentes de Heliópolis, cuentan la leyenda del génesis, presentan el nacimiento del mundo a partir de un hecho singular. Explican como el sol apareció por primera vez con forma de ave sagrada la cual se posó sobre una piedra y puso el huevo primordial. A esta ave se le llamaba Benu. En ocasiones se le consideraba la manifestación de Atum, (el que existe por si mismo) y se le asociaba al "Benben", piedra cónica que representa el montículo primigenio. A Benu se le asociaba también con el "ished", un árbol solar sagrado que el Gran Gato de Heliópolis, consagrado a Ra, protegía de la serpiente Apofis. Este mito recuerda el árbol del paraíso de la tradición hebrea. Ra era un dios que encarnaba el sol, “el que ofrece la vida”.
En los textos encontrados en las Pirámides, el Benu se representa con la forma de lavandera amarilla y parece ser que encarna la figura de Atum, el dios Sol de Heliópolis. Su nombre significa "la que emerge del resplandor", En la línea 600, “Textos de las Pirámides” habla de Atum:
<<... tu que surges, como el Benben, en la morada de Benu en Heliópolis ... –Hart, p. 16 >>

La lavandera como todas las aves se despiertan cantando y empiezan el vuelo al animarse el alba. Fue el canto de Benu el que ordenó el principio de la creación.
En el "Libro de los Muertos" a Benu se la representa como a una garza con dos mechones en la cabeza. Bajo cualquiera de sus rostros, Benu, simbolizaba el renacimiento y advenimiento de la nueva vida, y se le consideraba portadora de buena suerte.
Con la figura de garza sobrevolaba las aguas del Caos, rompía el silencio con un graznido esporádico, una resonancia misteriosa con la cual iniciaba la creación y el orden en las cosas vivas e inertes. Con su canto, con la vibración de su garganta, "su palabra sagrada", determinaba qué ha de ser y qué no ha de ser. Cuando la garza, sobrevolando el caos, se posó en el montículo primigenio, el "Benben", depositó allí un huevo del cual nació el Sol; unas veces en forma de halcón, (Orus) otras en forma de disco solar.

Este mito retoma otro de carácter similar en el que Amón (más tarde Amon-Ra, también coronado con dos plumas y el disco solar en la cabeza), sobrevuela las aguas de Nun (dios de las aguas primordiales), bajo la forma de un ganso, es así que inicia la creación del mundo.

Personalmente puedo comprobar cada día como el huevo de la creación, el dador de vida nace de la piedra que perfila el horizonte, yo me subo a otra mucho más pequeña, "un residuo frío del origen del mundo moderno, el big bang", para poder verlo y llenarme los ojos con la luz del asombro… la luz de todos los tiempos.
Entre los dedos pasan los rayos del sol. 13-6-09

El mito del Ave Fénix.

Según los sacerdotes de Heliópolis, Fénix vivía más de 1.000 años; algunos dicen 500 y otros 630... El origen del ave Fénix viene de oriente, de los desiertos de Etiopía, Libia, Somalia... Otras fuentes citan Arabia como lugar de origen. Aun así, su nombre proviene del griego «phoinix» que significa rojo candente. Se le consideró un animal fabuloso, una especie de semidiós equiparado a la figura del sol y otras estrellas.

Los griegos lo nombraron Phoenicoperus, quiere decir “alas rojas, refulgentes”, concepto que se extendió por toda Europa antigua-Posteriormente, el mito y su imagen han sido adoptado en infinidad de ocasiones, grupos de rock, compañías de seguros, discotecas, logias mistéricas…etc. También en el argot científico se ha utilizado el concepto de “el gran flamenco” para referirse a determinados programas relacionados con el sol.
Para el pueblo griego consistía en un pájaro que, con sus alas perfumadas de deliciosos olores, se dirigía hacia el altar en el templo del sol en Heliópolis, donde se incendiaba él mismo con el fuego sagrado del sol y lo agitaba con el batear de las alas. Al día siguiente de su muerte, entre los restos del incendio aparecía un gusano pequeño y en el mismo lugar se transformaba un día después en un gran pájaro adulto. El primer trabajo que realizaba era honrar los restos de su padre, (lo que quedaba del incendio). Tomaba los huesos y la materia no combustible, las cenizas, para llevarlas hasta el templo del sol dentro de un huevo que él mismo construía con mirra. (Ver las jácaras)
Se representa como un enorme pájaro envuelto en llamas, de plumaje rojo anaranjado y radiante como el fuego. Se trata de un ser mágico y fabuloso que ha sido retratado en las diversas mitologías. Algunas culturas lo asocian al águila pero pienso que es un giro interesado del mito.

La versión de que Fénix viene de Arabia cargado con los restos de su padre es una versión escrita por Herodoto en Los nueve libros de la historia, libro II, Euterpe / 73. Deja ir todo el relato del mito en media cuartilla, dice que el no se cree la leyenda pero la describe con amor y pone pasión en como Fénix vacía el huevo de mirra para poner dentro el cadáver del padre, (los restos del nido y los huesos quemados del difunto Fénix), como lo rellena después y como lo mesura para poder llevarlo a la espalda hasta la ciudad de Heliópolis. Cuenta que este hecho tenía lugar cada 500 años según la tradición egipcia.

Cita Plinio el Viejo en: Historia Natural, libro X, c. II, que el senador Manilio dejó descrita la forma y costumbres del ave. También de cómo llevaron un ejemplar a Roma para testificar que era verdad…¿?
Dice que vivía en Arabia consagrada al sol y cada 660 años hacia un nido con ramas de canela, sándalo, cardomono y otras hierbas aromáticas. Cuando estaba terminado se posaba encima, abría las alas y ardía con los rayos del sol hasta morir. De las cenizas y de la médula de los huesos nacía un pequeño gusano que, poco a poco, se convertía de nuevo en el Fénix inmortal. Cuando esto había sucedido, construía un huevo con mirra ajustado a las proporciones del cuerpo, cogía los restos del incendio y los depositaba dentro, después lo tapaba con cuidado con el mismo material. (Igual que hago yo con algunas esculturas). Tomaba el huevo y lo llevaba hasta la Ciudad del sol (Heliópolis) en Egipto, allí lo dejaba delante del templo del sol.