miércoles, 23 de septiembre de 2009

El carbono y la vida

Tu testamento lo guardo en la vaina, pronto bajará al pozo del dolor. 23-9-09

Todas las moléculas orgánicas están formadas por cadenas de carbonos enlazados entre sí. Después de la muerte los restos orgánicos se liberan, algunos son ingeridos y pasan de nuevo a organismos vivos por la vía rápida. Otros se acumulan y reposan entre los restos fósiles y pueden esperar así millones de años antes de ser reutilizados. El proceso es lento pero poco a poco se adentra en el tiempo mineral y se sale de él. El momento de morir nos lleva irremediablemente a la disolución. Se fosilizan algunas formas, se funde la vida en la materia y el alma se desvanece en la nada, o mejor dicho, se unifica con el alma del mundo.

Fénix en el Benben. 23-9-09

Debido a que Fénix es calcinado al quemarse con la luz del sol, él escoge la vía lenta, una parte importante de su cuerpo ha de pasar por el reino mineral y empezar el encadenamiento de las partículas fundamentales en un proceso nuevo. Realmente su renacimiento se entiende en una temporalidad cósmica, su energía se hace masa y esta contempla procesos totalmente nuevos.
Según Claudio Claudiano, el ciclo del sol es el ciclo de Fénix y su vida no es más larga ni más corta que la del resto de las estrellas; me quedo con su observación como la más plausible. Pienso que en ella entra todo lo que nos es conocido, fuera de su tiempo no hay espacio para nosotros y no tienen ningún significado hablar o cantar; ¡ni los salmos, ni las cunanas tienen sentido...!